En éste artículo, la psicóloga organizacional, Sonia Santurino, nos ofrece un interesante análisis sobre las causas y consecuencias del estrés laboral. Un tema que preocupa y sobre el que es necesario actuar.
¡Qué estrés! ¡Estoy estresado! ¡Vaya estrés de vida! ¡Me estresé con mi compañero! Estrés, estrés, estrés…Palabra de moda y que popularmente se utiliza para definir situaciones que nos generan algún tipo de sobrecarga o de malestar y nos hace responder reactivamente.
En contextos de trabajo, el estrés es solo uno de los muchos riesgos psicosociales a los que podemos estar expuestos cuando los factores psicosociales y organizacionales de las empresas son disfuncionales.
Índice de contenidos
- 1 ¿Cuáles son los factores psicosociales que pueden generar estrés laboral?
- 2 La responsabilidad de las empresas y la tuya
- 3 ¿A qué riesgos psicosociales estás sometido/a?
- 4 ¿Qué es el estrés?
- 5 ¿Cuáles son los niveles de estrés?
- 6 Un ejemplo de estrés laboral
- 7 ¿Cuáles son los síntomas del estrés?
- 8 Hábitos saludables para prevenir el estrés laboral
- 8.1 Cuida de organizarte y gestionar bien tu tiempo.
- 8.2 Cuida de tu alimentación.
- 8.3 Haz ejercicio físico.
- 8.4 Cuida de tus horas de sueño.
- 8.5 Cuida de cómo afrontas las situaciones difíciles.
- 8.6 Cuida de tus relaciones personales y sociales.
- 8.7 Desconecta
- 8.8 Cuida de tu autocontrol.
- 8.9 Cuida de tu puesto de trabajo.
- 9 Recomendaciones para manejar el estrés laboral
- 9.1 Dimensiones Psicosociales: Exigencias psicológicas
- 9.2 Dimensiones Psicosociales: Trabajo activo y posibilidades de desarrollo
- 9.3 Dimensiones Psicosociales: Apoyo social y calidad de liderazgo
- 9.4 Dimensiones Psicosociales: Doble presencia
- 9.5 Dimensiones Psicosociales: Inseguridad
- 9.6 Dimensiones Psicosociales: Estima
- 10 ¿Cuáles son los/as profesionales más vulnerables de sufrir el Síndrome de Burnout?
- 11 ¿Qué es el Síndrome de Burnout?
- 12 Principales síntomas del Síndrome de Burnout
- 13 Signos de alarma
- 14 Tratamiento
- 15 Estrategias de intervención a nivel individual
- 16 Bibliografía
Cuando hablo de factores psicosociales me refiero a aquellos factores que pueden poner en riesgo la salud del trabajador.
Bien por la inadaptación al puesto de trabajo, métodos y condiciones de trabajo, bien por las percepciones del propio trabajador sobre sus habilidades y competencias, relaciones sociales que mantiene en la empresa y de cualquier otro “factor ambiental” del trabajo.
Y, cuando los factores psicosociales son factores con probabilidad de afectar negativamente a la salud y el bienestar del trabajador, son factores de riesgo (Benavides et al. 2002). Es decir, cuando actúan como factores desencadenantes de tensión y de estrés laboral (Peiró, 1993).
La apatía, la ansiedad, la depresión, diversos trastornos psicosomáticos, trastornos cardiovasculares, la úlcera de estómago, trastornos inmunitarios, alérgicos o las contracturas y el dolor de espalda, la falta de concentración, las percepciones de falta de habilidades, la toma de decisiones, el abuso de sustancias como alcohol, tabaco, etc., la asunción de riesgos innecesarios, etc. pueden ser debidos a la exposición corta o prolongada de estos riesgos psicosociales.
Existen estudios científicos sobre modelos de prevención, definición y división de los factores/riesgos psicosociales y, aunque entre ellos difieren sobre los modelos a utilizar y en las formas de conceptuar y dividirlos, todos ellos confirman los efectos negativos que producen en la salud del trabajador y alertan sobre la importancia de la prevención.
La responsabilidad de las empresas y la tuya
Evidentemente, las empresas tienen la obligación de garantizar que las condiciones de trabajo sean saludables según la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales, pero la realidad es que estas garantías se ciñen al mero cumplimiento de la normativa.
Ya sea por desconocimiento o por falta de darle la importancia que tienen estos factores como probables causas para explicar el absentismo, las bajas laborales, la insatisfacción del trabajador, etc., no son realizadas evaluaciones más amplias y específicas y no se crean planes de prevención sobre estos factores/riesgos psicosociales, sobre todo en las micro y pequeñas empresas, que son la mayoría en España.
A esto se le añade la baja probabilidad que un trabajador busque ayuda o hable sobre el tema, cuando comienza a sentir efectos negativos en su salud (síntomas físicos, cognitivos y emocionales), debido al miedo de perder el trabajo y a la estigmatización que existe sobre la depresión, la angustia, el estrés, etc., ya que le pueden hacer alusiones a que “es débil”, o que “no vale para el trabajo”, entre otras.
Desde mi punto de vista profesional y personal en este ámbito, opino que es muy importante ampliar nuestros conocimientos sobre dichos factores psicosociales de los cuales estamos expuestos en el día a día laboral, así como incorporar orientaciones sobre como individualmente podemos modular los posibles efectos negativos que pueden producir en nuestra salud.
Aunque las empresas son las responsables finales de garantizar las condiciones saludables para los trabajadores, no podemos esperar que esto ocurra de forma efectiva a costa de poner en riesgo nuestra salud.
Podemos poner de nuestra parte, y si es seguro que algunos factores no podremos erradicarlos porque están implícitos en las formas de trabajo o en la propia organización de la empresa, también es seguro que al menos podemos modular sus efectos negativos, incorporando por ejemplo, estrategias de afrontamiento, así como otras que iré explicando en próximos artículos.
Para empezar, te propongo un Cuestionario de Evaluación de Riesgos Psicosociales en el Trabajo, la versión corta ISTAS21 (CoPsoQ), que es la adaptación para el Estado español del Cuestionario Psicosocial de Copenhague (CoPsoQ).
A través de éste cuestionario podrás valorar individualmente la exposición psicosocial en tu puesto de trabajo, identificando y midiendo la exposición a seis grandes grupos de factores de riesgo para la salud de naturaleza psicosocial en el trabajo:
■ El exceso de exigencias psicológicas del trabajo: hay que trabajar rápido o de forma irregular, el trabajo requiere que escondamos los sentimientos… (apartado 1 del cuestionario).
■ La falta de control sobre los contenidos y las condiciones de trabajo y de posibilidades de desarrollo: no tenemos influencia ni margen de autonomía en la forma de realizar nuestro trabajo, el trabajo no da posibilidades para aplicar nuestras habilidades y conocimientos o no tiene sentido, no podemos adaptar el horario a las necesidades familiares… (apartado 2 del cuestionario).
■ La falta de apoyo social, de calidad de liderazgo, de previsibilidad o de claridad de rol en el trabajo: cuando hay que trabajar aisladamente, sin apoyo de los superiores o compañeros y compañeras, con las tareas mal definidas o sin la información adecuada y a tiempo… (apartado 4 del cuestionario).
■ Las escasas compensaciones del trabajo: falta de respeto, inseguridad contractual, cambio de puesto o servicio contra nuestra voluntad, trato injusto…. (apartados 3 y 6 del cuestionario).
■ Las doble presencia: La mayoría de las mujeres trabajadoras realizan la mayor parte del trabajo doméstico y familiar, lo que implica una doble carga de trabajo si lo comparamos con los hombres.
Además, el trabajo familiar y doméstico implica exigencias que deben asumirse de forma simultánea a las del trabajo remunerado, y la organización de éste dificulta o facilita la compatibilización de ambos. (apartado 5 del cuestionario).
Los resultados del cuestionario te ayudarán a saber en qué nivel de exposición psicosocial te encuentras:
❑ Verde: nivel de exposición psicosocial más favorable para la salud.
❑ Amarillo: nivel de exposición psicosocial intermedio.
❑ Rojo: nivel de exposición psicosocial más desfavorable para la salud.
¿Qué es el estrés?
En un curso sobre manejo del estrés, hubo un momento en que levanté un vaso de agua y todos pensaban que preguntaría: “¿Está medio vacío o medio lleno?”
Pero mis preguntas fueron la siguientes:“¿Cuánto creéis que pesa este vaso de agua? ¿Creéis que me pesa levantarlo?”
Las respuestas variaron entre 100 y 250g y que no me pesaba levantarlo.
A lo que yo respondí:
“No importa el peso absoluto, la verdad es que depende de cuánto tiempo tenga que estar sosteniéndolo:
-Si lo sostengo por un minuto, no hay problema.
-Por 1 hora, me comenzará a pesar y me aparecerá dolor en el brazo y en la espalda, además del esfuerzo mental por aguantar la postura.
-Si lo sostengo por 1 día, estaré exhausta de aguantar el peso y la postura, mi brazo se agarrotará, empezaré a tener dolor de cabeza, etc., etc., etc.
En todos los casos el peso del vaso del agua no ha cambiado, pero cuanto más tiempo lo sostenga, más pesado será y más síntomas físicos y mentales aparecerán.
El estrés es como este vaso de agua.
¿Cuáles son los niveles de estrés?
– Eustress o estrés saludable, no hay problema. Este nivel de estrés es inherente a la motivación en los seres humanos para afrontar retos profesionales y personales.
- Distrés o estrés disfuncional, comenzaremos a sentir los primeros síntomas del estrés.
Este nivel es característico de situaciones de incumplimiento con los requisitos de las tareas, con lo que otros piden o esperan de nosotros y que no nos sentimos capaces de lograrlo.
Situaciones de ser insultados por un superior, cuando nos recuerdan una experiencia desagradable, o cuando, con causa o sin ella, nos preocupamos por nuestro puesto de trabajo o por nuestro matrimonio.
Todos estos casos tienen algo en común: la forma en que el cuerpo y la mente intenta adaptarse a estas situaciones y que darán lugar, como consecuencia, a distintos niveles de: angustia, insatisfacción, fatiga físicas y mentales, entre otros.
– Bournet o agotamiento, esto ya es peligroso.
Este nivel de estrés surge de sostener prolongadamente en el tiempo una situación de estrés disfuncional. Aparece un total agotamiento físico, mental y emocional dando por resultado un estado de depresión y fatiga física y mental grave.
Un ejemplo de estrés laboral
Os relato un ejemplo de situación de como una persona puede pasar de un estrés saludable a un estado de agotamiento, para aclarar la forma en que las reacciones de estrés pueden producirse en el trabajo y las consecuencias que pueden tener desde el punto de vista de la salud y de la calidad de vida:
Imaginemos a un hipotético trabajador varón donde su empresa, por consideraciones económicas y técnicas, ha decidido dividir un proceso de producción en diversos subprocesos más sencillos que han de realizarse en una cadena de montaje.
A partir de esa decisión, se pone en marcha en la persona, un proceso que puede constituir el punto de partida de una secuencia de acontecimientos que causan estrés y enfermedad.
Al principio, el trabajador percibe la nueva situación como una motivación profesional.
Tendrá nuevas tareas y recibirá una formación básica por parte de la empresa para hacer frente a las nuevas condiciones laborales.
Pero, según se va adaptando a las nuevas tareas…
Va percibiendo que no consigue llegar a la meta óptima productiva, y esto le viene a recordar la última experiencia anterior de trabajo en una cadena de montaje, que fue muy negativa, influyendo estos estresores en su reacción ante la nueva situación.
Además, los factores hereditarios le hacen que tienda a reaccionar a estos estresores psicosociales con una subida de la presión arterial.
Como está más irritable, es posible que su mujer le critique por llevar los problemas a casa. Y, como resultado de todos esos factores, puede que el trabajador reaccione a esos sentimientos de angustia aumentando su consumo de alcohol o experimentando reacciones fisiológicas indeseables: como el aumento de la presión arterial.
Los problemas en el trabajo y en la familia continúan, y sus reacciones, que originalmente eran transitorias, se hacen habituales. Es posible que acabe padeciendo una ansiedad crónica, haciéndose alcohólico o siendo hipertenso crónico.
Esos problemas incrementan a su vez sus dificultades en el trabajo y con su familia
Y pueden incrementar también su vulnerabilidad fisiológica. Se pone así en marcha un círculo vicioso que podría terminar en un accidente cerebrovascular, una enfermedad cardíaca, un accidente laboral, una depresión o incluso el suicidio.
Este es solo un mero ejemplo simplificado de como una situación laboral, factores hereditarios, externos y tipo de personalidad, interviene en la forma en que un trabajador reacciona en su comportamiento, en su fisiología y en su vida social, resultando en una mayor vulnerabilidad de sufrir trastornos de salud, accidentes e incluso la muerte.
Ana García de la Torre, Secretaria de Salud Laboral y Medio Ambiente de UGT, apunta sobre el estudio del 2017, que en nuestro país fallecieron 618 trabajadores: 208 por infartos y derrames cerebrales durante la jornada laboral, detrás de los cuales puede haber situaciones de estrés laboral continuado.
¿Cuáles son los síntomas del estrés?
Los síntomas de estrés pueden ser psicológicos, físicos o comportamentales. Algunos de ellos son:
SÍNTOMAS PSICOLÓGICOS | SINTOMAS FÍSICOS | SÍNTOMAS CONDUCTUALES |
Lapsos de memoria | Cambios en el ritmo cardíaco | Una mayor tendencia hacia el autoritarismo y el castigo |
Irritabilidad | Cambios en la presión arterial | Aumento del número de errores |
Sueño trastornos/insomnio | Dolor de cabeza y musculares | Absentismo |
Nerviosismo | Dificultad para concentrarse | Comportamientos contra productivos |
Ansiedad | Falta de apetito | Malas relaciones laborales y personales |
Depresión | Problemas de la digestión | Abuso de fármacos, drogas (Alcohol, etc.) |
Apatía | Problemas respiratorios | Bajas laborales |
Fatiga | Debilidad del sistema inmune | Mayor propensión a los accidentes |
Cambios de humor | Bruxismo | Mayor propensión al conflicto |
Insatisfacción en el trabajo | Disminución de actividad sexual | Trastornos de personalidad |
Según la Enciclopedia del trabajo, lo que causa el estrés es un deficiente “ajuste persona-entorno”, objetiva o subjetivamente, en el trabajo o en otros lugares y en interacción con factores genéticos.
Es como un zapato que no sienta bien a un tipo de pie: las exigencias del entorno no se corresponden con la capacidad individual, o las oportunidades que ofrece el entorno no están a la altura de las necesidades y expectativas del individuo. Todo ajuste dependerá tanto del “zapato” como del “pie”, de factores situacionales, características individuales y del grupo.
Siguiendo la línea del Cuestionario de Evaluación de Riesgos Psicosociales en el Trabajo compartido en mi anterior artículo, donde cada persona podía autoevaluar el nivel de riesgo psicosocial al que estaría expuesto en su puesto de trabajo…
Relaciono los principales estresores relacionados con estas dimensiones psicosociales:
Dimensiones Psicosociales | Principales estresores |
Exigencias psicológicas
|
Exigencias cuantitativas |
Exigencias cognitivas | |
Exigencias emocionales | |
Trabajo activo y posibilidades de desarrollo
|
Influencia en el control del trabajo |
Desarrollo de habilidades | |
Control sobre el tiempo de trabajo | |
Sentido del trabajo | |
Integración en la empresa | |
Apoyo social y calidad de liderazgo
|
Previsibilidad, |
Claridad de rol | |
Conflicto de rol | |
Calidad de liderazgo | |
Refuerzo Apoyo social | |
Posibilidades de relación social | |
Sentimiento de grupo | |
Doble presencia | Conjugar labor profesional y labor familiar. |
Inseguridad | Exposición a peligros químicos, de accidentes |
Contratos temporales de trabajo | |
Recortes de personal | |
Cambios de salario y contrato | |
Estima
|
Reconocimiento |
Justicia |
Hábitos saludables para prevenir el estrés laboral
Las recomendaciones que serán expuestas están dirigidas a prevenir el estrés disfuncional (Distrés).
Si sientes que tienes un total agotamiento físico, mental y emocional; puede que padezcas el Síndrome de Bourne (que explicaré en el próximo artículo) y, por ende, estas orientaciones posiblemente no te ayudarán a revertir tu estado físico, mental y emocional. Por ello, debes consultar sus síntomas con tu médico y/o psicólogo de confianza o de la empresa.
Todos los aspectos de la vida contribuyen a que nuestro organismo y nuestra mente tengan energía y recursos para afrontar las demandas externas. Por consiguiente, las orientaciones generales incentivan los mejores hábitos saludables para prevenir y combatir el estrés:
-
Cuida de organizarte y gestionar bien tu tiempo.
Crear este hábito evita la sobrecarga de actividades, gestiona los imprevistos con flexibilidad, nos proporciona información sobre el tiempo necesario para ejecutar las actividades y nos permite autorregularnos y conocernos.
La falta de este hábito, en casa o en el trabajo, es una de las principales fuentes de estrés.
¡Siempre nos falta tiempo! No somos realistas con nuestro tiempo y tampoco seleccionamos las tareas más importantes de acuerdo a las prioridades. No sabemos qué y cuando delegar, no establecemos límites para no sobrecargarnos: no sabemos decir que “no” y no asignamos tiempo diario al ocio, a nuestra familia, amigos y aficiones.
Si no sabes por donde comenzar, pide orientación al departamento de Recurso Humanos de tu empresa, o escríbeme un correo personal compartiendo tus dudas……pero ¡¡empieza ya!! y crea este hábito, ahorrarás dinero y salud.
-
Cuida de tu alimentación.
Cada vez somos más conscientes de que debemos mantener una dieta variada, saludable y equilibrada para tener un organismo y un sistema inmunitario fuerte para que nos proteja.
No significa que tengas que dejar de consumir algo, significa que en tu dieta diaria, las frutas y verduras tienen que tener el protagonismo y los alimentos/bebidas, que potencian la respuesta del estrés como son el alcohol, la cafeína, los fiambres, la fritura, etc. deben ser secundarios.
Otra de las cosas importantes en la alimentación, es no exagerar en la cantidad, masticar despacio, mantener horarios regulares, disfrutar del momento y ser consciente de lo que estás comiendo.
-
Haz ejercicio físico.
Para fomentar el bienestar físico y mental. Pero recuerda que: debe ser una actividad agradable para ti y no una obligación, sino, más que ayudar a prevenir o reducir los síntomas del estrés, los aumentará.
Si mantienes un mínimo de rutina semanal con actividad física, esto aumentará tu resistencia al estrés. Y si la actividad es aeróbica (nadar, bailar, correr, etc.), mejor que mejor.
Según los expertos, una rutina de 3 horas por semana es el mínimo para activar las áreas del cerebro relacionadas con el placer y reducir los niveles de hormonas que producen estrés.
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Cuida de tus horas de sueño.
Un buen hábito en la rutina del sueño ayuda a que cuerpo y mente descansen y estén preparados para afrontar la jornada diaria. Se gestionan mejor los conflictos y las situaciones estresantes.
Las orientaciones para crear este hábito: ir a dormir siempre a la misma hora y dormir entre 7 y 8 horas, a ser posible.
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Cuida de cómo afrontas las situaciones difíciles.
Las situaciones difíciles, debemos enfrentarlas. Si las evitamos o postergamos, mantenemos un estado de angustia prolongado y en consecuencia la respuesta al estrés se activa en niveles fuera de la normalidad.
Se que no es fácil, pero si creas el hábito de analizar las opciones de cómo enfrentarte a estas situaciones difíciles y enfrentarlas, cada vez más, la angustia irá reduciéndose y el nivel de activación de la respuesta al estrés se normalizará.
Las orientaciones para crear este hábito: siéntate un momento para definir el problema de la forma más clara posible, relaciona las posibles soluciones con sus pros y sus contras y después analiza detalladamente las ventajas y los inconvenientes para escoger la solución que sea más beneficiosa o menos perjudicial.
Las relaciones afectivas, sanas, que tengan vínculos sólidos, sean con nuestra pareja, familia y círculos sociales, son un apoyo fundamental para reducir el impacto del estrés; cuando sientas que no sabes cómo resolver un problema, pide ayuda o consejo a tu pareja, familia o amigos, ser capaz de hacer esto, constituye una de las estrategias más eficaces de afrontamiento.
Por ese motivo, es imprescindible crear el hábito de reservar tiempo para disfrutar de nuestra pareja, familia y amigos o hacer otros nuevos, fomentando las relaciones afectivas y personales.
-
Desconecta
Al acabar la jornada laboral y durante los fines de semana, olvídate de los problemas del trabajo, dedica un tiempo a ti mismo y siempre tómate tus vacaciones para descansar y desconectar de todo.
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Cuida de tu autocontrol.
Si aprendes y creas el hábito de practicar las técnicas de autocontrol ante situaciones que para ti son estresantes, te ayudará a neutralizar la activación fisiológica del organismo que produce el estrés y te proporcionará un mayor control de las emociones.
Las orientaciones para crear este hábito: Practicar de manera regular (1 o 2 veces por semana) actividades como relajación, meditación, mindfulness, yoga y hasta sesiones con psicólogo que te enseñará estrategias de autocontrol y de modificación de pensamientos para desarrollar conductas que te ayuden a afrontar los problemas con una actitud más positiva y eficaz.
-
Cuida de tu puesto de trabajo.
Cuidar de tu puesto de trabajo, significa disfrutar de tus tareas diarias, de tus compañeros, de los nuevos retos, etc. y terminar la jornada con esa sensación de, ¡trabajo bien hecho!
Si no te ocurre esto, una de dos: o estas en el puesto de trabajo equivocado o estás en el puesto de trabajo correcto, ese para el cual naciste, pero existen estresores en la empresa donde trabajas, que han aumentado tus niveles de estrés y no te permiten disfrutar.
Si estás en el puesto de trabajo equivocado:
No te engañes con autoafirmaciones …….de ”que el mercado está muy mal”, “que necesito el dinero”, “que no hay otra salida” …..siempre hay una salida, pero hay que poner acción para conseguirlas: Puedes, por ejemplo, seguir en el puesto actual y comenzar a buscar el trabajo para el cual naciste, no importa el tiempo que tardes, pero comenzar esta acción y persistir en ella hasta lograrlo, aumentará tu motivación y tu esperanza de un futuro más cercano a tu ideal de trabajo, reduciendo los niveles de estrés generados en el puesto actual.
Si estas en el puesto de trabajo para el cual naciste, pero ya no disfrutas:
Debes determinar cuáles son los estresores que activan tu respuesta al estrés y tomar medidas para amenizarlos y que no aumente esa respuesta.
Recomendaciones para manejar el estrés laboral
Cada riesgo psicosocial está vinculado a una serie de estresores que puede trabajarse de ésta manera:
Principales estresores:
Exigencias cuantitativas, cognitivas y emocionales.
Orientaciones:
Conocer nuestras limitaciones cuantitativas, cognitivas y emocionales, nos ayuda a ser realistas a la hora de afrontar las diversas exigencias en los puestos de trabajo, nos ayuda a saber hasta dónde puedo llegar y cómo hacerlo y nos da seguridad a la hora de exponérselo a nuestros superiores, para que ellos me dirijan al puesto donde puedo ser más efectivo.
Principales estresores:
Influencia en el control del trabajo
Desarrollo de habilidades
Control sobre el tiempo de trabajo
Sentido del trabajo
Integración en la empresa
Orientaciones:
Observar y descubrir si mi puesto de trabajo:
1. Contiene algún ámbito de toma de decisiones, sobre el control de las tareas y el tiempo de trabajo, que puedas considerar personalmente tuyo.
2. Me permite aprender y tener un aprendizaje continuo.
3. Me hace sentir que mi trabajo conduce a algún tipo de futuro deseable.
4. Participas de reuniones o actividades que te hacen sentir parte de la empresa.
Si detectas que la falta de algunos de estos puntos, puede ser un estresor para ti, habla con tu superior y/o RRHH para que puedan tomar medidas, ¡pero hazlo! A veces los RRHH no mejoran los puestos de trabajo, porque no reciben el feedback del empleado sobre los puntos a mejorar.
Principales estresores:
Previsibilidad
Claridad de rol
Conflicto de rol
Calidad de liderazgo
Refuerzo Apoyo social
Posibilidades de relación social
Sentimiento de grupo
Orientaciones:
Observar y descubrir que en mi puesto de trabajo:
1. Tengo claras las tareas y responsabilidades.
2. Sé cómo realizar todas mis tareas y los tiempos límites para entregarlos.
3. Conozco las normas internas y los procedimientos de trabajo.
4. Conozco quienes son mis superiores, mis compañeros de equipo y mis compañeros de empresa.
5. Puedo pedir ayuda y mi superior me atenderá.
6. Mantengo algunas relaciones sociales dentro de mi entorno laboral y no tengo conflictos.
Si detectas que la falta de algunos de estos puntos, puede ser un estresor para ti, habla con tu superior y/o el dpto. de recursos humanos para que puedan tomar medidas, ¡pero hazlo!
Principales estresores:
Conjugar labor profesional y labor familiar.
Orientaciones:
Obsérvate y se realista con esta condición:
Si conjugar tu labor profesional con la familiar, está siendo una carga demasiado pesada…replantéate la situación cuanto antes. Piensa en las posibilidades que tienes para delegar actividades, de pedir ayuda o de hablar con tus superiores o el departamento de recursos humanos sobre las opciones que existan para una jornada con conciliación familiar.
Principales estresores:
Contratos temporales de trabajo
Recortes de personal
Cambios de salario y contrato
Orientaciones:
Observar y descubrir si en mi puesto de trabajo:
1. Tengo miedo porque creo que estoy expuesto algún riesgo o peligro físico.
2. Tengo miedo porque están recortando personal y pueden recortar tu sueldo o hasta despedirte.
Si te identificas con estos sentimientos, estas manteniendo un estado continuo de incertidumbre.
Solo hay un camino para erradicar este estado: comunicación.
¿Qué sentido tiene mantener una incertidumbre, que solo te genera miedo, ansiedad y empeora tu estado de salud?
Pregunta a tus compañeros, superior, recursos humanos… sobre cuáles son los reales peligros de tu puesto de trabajo y que puedes hacer para evitarlos.
Si la incertidumbre está relacionada con recortes de personal, etc…pregunta que está ocurriendo y lo que puede ocurrir con tu situación personal. Cuanto antes obtengas las respuestas, antes acabaras con la incertidumbre y podrás moderar los efectos del miedo.
Principales estresores:
Reconocimiento
Justicia
Orientaciones:
Observar y descubrir si en mi puesto de trabajo:
1. Siento que la empresa reconoce los esfuerzos y logros de todos los empleados por igual.
2. Siento que en la empresa no hay “enchufismo o favoritismo”.
Si detectas que esto no ocurre y que están siendo estresores para ti, habla con tu superior y el dpto. de recursos humanos sobre tu necesidad de que sean reconocidos tus esfuerzos.
Aunque existan “enchufismos o favoritismos” dentro de tu empresa, no des por hecho que no puedes reivindicar tus esfuerzos y logros. Puede que te lleves una sorpresa.
¿Cuáles son los/as profesionales más vulnerables de sufrir el Síndrome de Burnout?
Ana, Carlos, José, Carmen, Álvaro, Cecilia y Silvia son 6 casos de personas que fueron forzados a dejar su empleo por que sufrían el Síndrome de Burnout.
Podrían haberlo evitado si hubieran atendido a tiempo los síntomas físicos y emocionales, que venían generándose por la exposición prolongada al estrés en su trabajo, pero no lo hicieron. Pensaron que tomando alguna pastilla para dormir irían a mejorar, que se pasaría con el tiempo, pero la verdad es que con el tiempo, si no se trata, todo se complica más y más.
Policía, profesor, médico, funcionario público, enfermero, psicóloga(o), atención al cliente, etc. son algunas de las profesiones cuyo trabajo requiere el contacto directo con personas y envuelve una alta responsabilidad en el cuidado de la salud, educación y servicios humanos de otras personas. Esto les hace ser profesiones más vulnerables de sufrir el Síndrome de Burnout.
Estos profesionales, día tras día, tratan con delincuentes, padres enfadados, alumnos rebeldes, enfermos, gente irritable, malhumorada, niños gritando, clientes insatisfechos, etc.
Además, atienden a un gran número de pacientes a lo largo de la jornada, escuchan las quejas de familiares que pagan sus frustraciones con ellos, son objeto de burlas y vejaciones frecuentes por parte de alumnos y de padres, sin olvidarnos de que algunos de ellos se encuentran expuestos de modo continuo a la peligrosidad, al sufrimiento y dolor ajeno. Igualmente reciben continuas críticas o pueden ser demandados por sus acciones.
Todo ello supone una fuente estresora diaria que les someten a una enorme presión emocional.
En Talavera de la Reina, en 2003, Martínez de la Casa Muñoz A, realizó un estudio transversal, descriptivo de la prevalencia del burnout en médicos del Área de Salud en Atención Primaria (AP) y atención especializada (AE).
El resultado de los 114,63 profesionales que respondieron al estudio, apunta que el 76,4%, sufrían agotamiento moderado en 38,9% y alto en 37,5%; siendo la prevalencia del síndrome, mayor en AP que en AE (el 86 frente al 69%). (1)
¿Qué es el Síndrome de Burnout?
El Síndrome de Burnout (SB) o “agotamiento ocupacional” (2) fue declarado en el año 2000 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un factor de riesgo laboral por su capacidad para afectar la calidad de vida, salud mental e incluso hasta poner en riesgo la vida.
A pesar de su reconocimiento como un factor de riesgo laboral por parte de la OMS y su corriente diagnóstico por parte de médicos y profesionales de la salud mental, el Síndrome del quemado no se describe en la Clasificación internacional de enfermedades (CIE-10), ni en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSMIV) (3), ni se incluyó en la nueva versión del Manual de la Asociación Estadounidense de Psicología (DSM-V) (4) (5).
La definición más aceptada es la de C. Maslach, que lo describe como una forma inadecuada de afrontar el estrés crónico, cuyos rasgos principales son el agotamiento emocional, la despersonalización y la disminución del desempeño personal (6).
El síntoma de la despersonalización toma mayor fuerza y es más evidente en los trabajadores que lo padecen.
Se entiende que algunos de estos profesionales desarrollan esta estrategia defensiva a modo de afrontar el estrés y el sufrimiento que les provoca lidiar con el sufrimiento del otro.
Es la manera que han encontrado, por un lado de separar los vínculos afectivos con sus pacientes, y por otra, de marcar una distancia afectiva que les permita poder prestar mejor asistencia profesional.
Principales síntomas del Síndrome de Burnout
Agotamiento emocional
Como el organismo gestiona de modo deficiente los recursos de que dispone para hacer frente a los factores que generan estrés, la capacidad de producción disminuye y el rendimiento por tanto baja.
Además, toda situación de estrés laboral prolongada en el tiempo, produce a medio y largo plazo un deterioro cognitivo, pudiendo provocar pérdidas de memoria, falta de concentración y mayor dificultad para aprender tareas o habilidades nuevas.
La persona se siente emocionalmente exhausta y agotada en sus esfuerzos por hacer frente a la situación.
Despersonalización
El trabajador se encuentra irritable y de mal humor. Las respuestas a clientes, alumnos, pacientes, usuarios, etc. suelen ser impersonales, frías y cínicas, los buenos modales desaparecen y se generan conflictos innecesarios, suele “estar a la defensiva” y el uso del sarcasmo es habitual.
En algunas ocasiones esta despersonalización se produce simplemente mostrando indiferencia hacia los clientes, alumnos, pacientes, usuarios, etc., e incluso hacia los compañeros.
El trabajador pierde toda ilusión por trabajar. Las metas y objetivos dejan paso a la desilusión y al pensamiento de tener que soportar día tras día situaciones estresantes que superan sus capacidades y cada jornada laboral se hace larga e interminable. Tiene sentimientos de incompetencia y fracaso.
Dichos componentes se presentan de forma insidiosa, no súbita, si no paulatina, cíclica y puede repetirse a lo largo del tiempo, de modo que una persona puede experimentar los tres componentes varias veces en diferentes épocas de su vida y en el mismo o en otro trabajo.
Signos de alarma
Existen varios tipos de manifestaciones que podemos considerar como signos de alarma o en ocasiones como parte ya del cuadro clínico en sí como: negación, aislamiento, ansiedad, miedo o temor, depresión (siendo uno de los más frecuentes en este síndrome y uno de los síntomas más peligrosos ya que puede llevar al suicidio), ira, adicciones, cambios de personalidad, culpabilidad y autoinmolación, cargas excesivas de trabajo, se puede presentar como cambios en los hábitos de higiene y arreglo personal, cambios en el patrón de alimentación, con pérdida o ganancia de peso exagerada, pérdida de la memoria y desorganización, dificultad para concentrarse y puede haber trastornos del sueño (6).
La clínica del síndrome se esquematizó en cuatro niveles (6):
- Leve: quejas vagas, cansancio, dificultad para levantarse a la mañana
- Moderado: cinismo, aislamiento, suspicacia, negativismo
- Grave: enlentecimiento, automedicación con psicofármacos, ausentismo, aversión, abuso de alcohol y/o drogas
- Extremo: aislamiento muy marcado, colapso, cuadros psiquiátricos, suicidios
Tratamiento
La clave para un tratamiento eficaz es detectarlo en sus primeras fases, por lo que cuanto antes trabajemos en el problema tras identificarlo, antes seremos capaces de mantenerlo bajo control.
Para detectar este tipo de casos en una etapa temprana, se debería realizar periódicamente cuestionarios como la Encuesta Maslach Burnout Inventory (MBI) (7).que mide el grado de los síntomas principales acompañándolo de mediciones de los niveles de cortisol del empleado. La iniciativa puede venir tanto del propio trabajador como de la empresa o institución para la que trabaja, es solo querer.
Estrategias de intervención a nivel individual
Técnicas de relajación y meditación: Son estados contrarios a las experiencias del estrés y por ello las personas pueden realizar técnicas para ayudar a paliar dichas situaciones.
Técnicas de biofeedback: Es el proceso por el cual se consigue interpretar la información sobre determinados estados biológicos propios y las use para adquirir control sobre los procesos y parámetros biológicos concretos.
Práctica de ejercicio físico: El ejercicio es una buena técnica para sobrellevar el estrés proporcionando grandes beneficios para la salud en muchos aspectos.
Programas de prevención del estrés: Reúnen un conjunto de conocimientos y técnicas orientadas a los trabajadores que pretenden promover el reconocimiento de los estresores y sus efectos, y ofrecer habilidades de reducción.
Si en tu empresa no existen estos programas, y estás interesado en tu salud, consulta en psicologaatipica@gmail.com
A ti, profesional de la salud, de la educación y de los servicios públicos y privados: Tenemos la responsabilidad de cuidar de nuestra salud para poder atender, educar, tratar y cuidar de los demás de la mejor forma. Procura prevenir antes que curar.
A ti, usuario de la salud, de la educación y de los servicios públicos y privados: Recuerda que los profesionales de estas áreas viven en una constante presión diaria, se tolerante con todos ellos y trátalos con el mayor cariño y respeto, cuidan de ti.
Bibliografía
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