En general, las órtesis nos van a aportar seguridad en el movimiento lo que va a disminuir el miedo que pueda tener el paciente, aportan calor y compresión ayudando a relajar la musculatura.
Si bien suelen ser prescritas por un/a profesional sanitario, multitud de pacientes toma la decisión de utilizar una órtesis para intentar solucionar su problema, pero es importante saber cómo y cuándo utilizarlas para evitar efectos contrarios a los deseados.
La fisioterapeuta, Laura Flores, nos aporta una serie de consejos e indicaciones sobre su uso, aunque lo mejor es pedir siempre opinión al profesional que corresponda en ese momento.
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¿Qué es una órtesis?
Una órtesis es un aparato adaptado a la forma de una articulación donde vaya a ser usado, limitando el movimiento articular y modificando aquellas características estructurales o funcionales necesarias para eliminar el dolor que exista. Las órtesis deben mantener la máxima funcionalidad posible del paciente.
Vamos a aclarar el concepto de prótesis que se suele confundir con el de órtesis ya que tienen funciones diferentes.
Las prótesis son usadas para reemplazar un miembro del cuerpo que no existe, como, por ejemplo, en el caso de las amputaciones. Digamos que es una extensión artificial. Por el contrario, las órtesis tienen una función estabilizadora, protectora o correctora.
Normalmente, el uso de la órtesis viene indicado o prescrito por un médico, fisioterapeuta, podólogo, etc., es decir, por cualquier persona del ámbito sanitario con ciertos conocimientos anatómicos y patológicos, pero nos vamos a encontrar con multitud de pacientes que toma la decisión de utilizar una órtesis para intentar solucionar su problema.
Intentaremos en este artículo trasmitiros una serie de consejos e indicaciones sobre su uso aunque lo mejor es pedir siempre opinión al profesional que corresponda en ese momento.
Es importante tener este tipo de conocimientos porque debemos saber que las órtesis usadas en exceso pueden debilitar la musculatura al verse sustituida por un aparato externo y generar inestabilidad en la articulación afectada, es decir, provocaríamos el efecto contrario al deseado.
En general, las órtesis nos van a aportar seguridad en el movimiento lo que va a disminuir el miedo que pueda tener el paciente, aportan calor y compresión ayudando a relajar la musculatura
Os pasamos a detallar algunas de las órtesis más usadas:
Fajas lumbares
Las fajas lumbares van a dar soporte a la columna lumbar sustituyendo a la musculatura que la rodea y que nos hace mantenernos erguidos o “descargándola” de sus funciones.
Suelen llevar unos refuerzos en la parte posterior e incluso algunas, llevan unas cinchas elásticas y tirantes para aportar mayor sujeción. Está indicada en numerosos procesos como lumbalgias mecánicas, fases agudas de hernias, artrosis, etc.
Siempre hay que colocarse la faja directamente sobre la piel y no encima de la ropa puesto que perdemos efectividad.
El uso constante de las fajas lumbares genera atrofia muscular e incluso alteraciones digestivas por la presión que ejerce sobre la zona abdominal.
Se suele indicar a los pacientes que usen la faja lumbar cuando vayan a realizar determinados esfuerzos y sólo en esos momentos puntuales. No hay que normalizar su uso diario y constante.
La faja lumbar es muy usada por auxiliares de geriatría, de enfermería, celadores, etc. o personas que trabajan en almacenes cogiendo mucho peso, así como en el ámbito de la construcción.
Correctores de la cifosis
Como su propio nombre indica son medios auxiliares que nos van a ayudar a corregir una deformidad del tronco, en este caso el aumento de la cifosis dorsal ( conocida como “chepa”) de manera que se va a evitar el empeoramiento de la sintomatología.
Suelen ir enganchadas en los hombros llevándolos hacia atrás lo que obliga a llevar el tronco erguido.
En mi opinión, esta órtesis tiene una función estética más que correctora, ya que si no se combina con ejercicios que potencien la musculatura dorsal, no se va a conseguir un resultado duradero.
Es decir, la mejoría se notaría con la órtesis puesta, pero al quitarla la cifosis volvería. Además, habría que analizar cómo de estructurada está la cifosis, ya que si ya existe deformación ósea, difícilmente vamos a conseguir resultados óptimos.
Es más eficaz en este caso un trabajo de ejercicios específicos y reeducación postural adecuada.
Tobilleras
Usadas para problemas como esguinces de tobillo u otros traumatismos, tendinopatías aquileas, de los peroneos, del tibial anterior, fascitis plantares, etc.
Existen tobilleras más orientadas a la presión que nos van a ayudar a eliminar la inflamación y todas las sustancias tóxicas que se producen cuando hay una lesión.
Tiene un componente psicológico muy alto ya que al notar la compresión el paciente suele indicar que está “más a gusto”, sin embargo, en cuanto a funcionalidad, no es efectiva.
Son fácilmente identificables porque, normalmente, son de color beige y parece una especie de calcetín abierto por delante.
Existen otras más estabilizadoras que nos van a aportar más seguridad y si van a limitar el movimiento lesional disminuyendo el dolor. Suelen llevar unas gomas elásticas con velcro que hay que cruzar por el tobillo y algunas incluso llevan unos refuerzos de plástico o metálicos en los laterales.
En el mundo deportivo el uso de las tobilleras está muy generalizado. Es necesario saber en qué fase estamos de la lesión para usarla y evitar en la medida de lo posible su uso preventivo si no hay lesión, ya que como hemos visto antes, podemos debilitar la musculatura que protege el tobillo y perder estabilidad favoreciendo una recaída.
Collarín
Se indica el uso del collarín, sobre todo, en dolores articulares, es decir, en dolores que aparecen en el movimiento.
Este tipo de dolores aparecen cuando hay afectación de la capsula articular o de los ligamentos de las vértebras, por ello, el collarín libera tensión en esas estructuras y el dolor mejora.
Insistimos en la idea de que sólo está indicado en las fases agudas de dolor y tras prescripción de un profesional. Con este dolor, el paciente suele indicar, que “le pesa” la cabeza.
En dolores musculares tipo contracturas o dolores sordos y constantes no tiene sentido, puesto que no se va a notar mejoría, es decir, en dolores de cervicales menores puede ser incluso contraproducente.
Existen collarines muy rígidos incluso con sujeciones torácicas que van a ser prescritos por los médicos en patologías como fracturas o lesiones importantes. Los collarines más blandos son los más usados para problemas cervicales menores.
Rodilleras
En la rodilla podemos tener problemas tendinosos, meniscales, artrósicos, reumáticos, traumáticos como fracturas, etc.
Existen rodilleras blandas que nos aportan una determinada compresión usadas tras una lesión y que no limitan la movilidad o más rígidas que suelen tener unas barras laterales dando una mayor estabilidad para, por ejemplo, un proceso postquirúrgico.
Además, existen las rodillas infrarrotulianas para problemas de tendinopatías rotulianas cuya función es descargar el tendón al realizar el movimiento. Existen ya unas rodilleras infrarrotulianas con un sistema de rueda para aplicar más compresión al tendón.
Coderas para epicondilitis
La epicondilitis es una inflamación de la zona epicondílea que se encuentra en la parte externa del codo. La función de este tipo de órtesis es descargar el tendón para ayudar a que baje la inflamación del mismo. Es muy importante tener en cuenta la talla de la cincha para que sea totalmente adaptada al paciente y no pierda efectividad.
La posición adecuada de la cincha es dos o tres dedos por debajo del hueso del epicóndilo y a nivel de la musculatura se tensa la órtesis.
Esta órtesis está indicada para las epicondilitis con dolor en la inserción del músculo. Si el dolor se encuentra en la musculatura es probable que la compresión de la cincha empeore tus síntomas.
Existen otro tipo de coderas compresivas indicadas para otros problemas pero su aparición es menos habitual que la epicondilitis.
Muñequeras
Hay multitud de lesiones (esguinces, fracturas, tendinopatías ) en la muñeca que pueden generar dolor en la misma.
Podemos dividir las muñequeras en compresivas, rígidas y con o sin inmovilización del pulgar.
Las que tiene inmovilización del pulgar están indicadas para la tenosinovitis de Quervain que es un dolor en la base el pulgar a la altura de la muñeca.
Las compresivas están indicadas en problemas de gangliones o tendinitis que no están en fase aguda y las rígidas se suelen prescribir en fases agudas y problemas más graves de muñeca.
Conclusión
En definitiva, podemos observar que el uso de las órtesis es muy positivo siempre que se haga de manera adecuada y en el momento correcto. Para ello, debes buscar ayuda de un profesional que te aconseje lo mejor para tu caso.