La fisioterapeuta, Laura Flores, nos explica en este artículo en qué consiste la condromalacia rotuliana, cuáles son sus síntomas y cómo puede tratarse. Si practicas running, padel o fútbol no dejes de leer este texto.
Índice de contenidos
¿Qué es la condromalacia rotuliana?
Antes de definir esta lesión vamos a recordar un poco de anatomía de la rodilla. La rodilla está formada a nivel óseo por el fémur, la tibia y la rótula.
Esta articulación está formada por dos meniscos una interno y otro externo, dos ligamentos laterales y dos ligamentos cruzados. Estas son las estructuras principales a las que podemos añadir toda la musculatura de la rodilla (cuádriceps, isquiotibiales, aductores, tensor de la fascia lata, etc.), cartílagos, líquido sinovial…..
La lesión que nos ocupa se trata de una patología de la rótula que es el hueso con forma triangular que sobresale por la parte anterior de la rodilla.
Actualmente, se la conoce como síndrome femoropatelar y consiste en un desgaste del cartílago que existe en la parte posterior de la rótula y que se interpone entre ésta y el fémur para evitar el roce entre los dos huesos.
Cursa con dolor difuso de rodilla e inflamación y puede a llegar a limitar las actividades tanto deportivas, si se practican, como las habituales de la vida diaria.
Grados de condromalacia rotuliana
Grado I: Los cambios degenerativos son mínimos apareciendo el cartílago reblandecido.
Grado II: Aparecen las primeras fisuras.
Grado III: Las fisuras son más profundas llegando incluso al hueso de debajo.
Grado IV: El cartílago apenas existe y el hueso roza directamente con las demás estructuras.
Es más habitual que lo sufran las mujeres y su aparición se intensifica a partir de los 40 años, pero, en grupos poblacionales como los deportistas que realizan una actividad de manera constante e intensa puede aparecer incluso antes y en mujeres y hombres con la misma proporcionalidad.
¿Cómo identificamos la condromalacia rotuliana?
Los síntomas del síndrome femoropatelar son:
- Dolor difuso de rodilla (más focalizado en la parte interna de la rótula) que aumenta al bajar escaleras y permanecer mucho tiempo sentado puesto que aumenta la presión de la rótula sobre el canal del fémur por donde se mueve.
- Ruidos, crujidos o chasquidos durante los movimientos de flexo-extensión.
- Sensación de inestabilidad, de “fallo” de la rodilla.
- Rigidez después de posiciones mantenidas.
- Puede aparecer dolor referido en la parte posterior de la rodilla o incluso en la zona del cuádriceps.
- Dolor a la presión directa sobre la rótula con la rodilla en extensión.
- Dolor al frenar el movimiento de la rótula por su parte superior y pedir una contracción del cuádriceps con la rodilla en extensión ( se oirán crujidos y será desagradable para el paciente )
Cuándo aparece este síndrome
La mayoría de los estudios existentes no nos determinan una causa única de aparición de la lesión, es más bien un conjunto de factores los que generan esta lesión, por tanto, su abordaje será totalmente personalizado e individualizado según el paciente.
Este síndrome está muy ligado a factores biomecánicos que unidos a traumatismos repetitivos de distinta intensidad favorecen su aparición.
- Rótula desalineada, por ejemplo, alta.
- Rotación interna del fémur o externa de la tibia.
- Cresta anormal del fémur ue provoca un aumento del rozamiento.
- Debilidad del vasto interno del cuádriceps o sobrecarga del externo.
- Traumatismo directo sobre la rótula ( es lo menos habitual )
- Sobrecargas en la cintilla iliotibial y bíceps femoral.
- Pronación del pie que cambia la alineación de la rodilla.
Son factores de riesgo deportes todos los que conllevan arrancadas, frenadas, impactos repetitivos y giros como el running, el padel o el fútbol.
Diagnóstico
Médicamente se puede observar una mala alineación en una radiografía y se pude apreciar el grado de lesión en una resonancia magnética donde podemos ver el cartílago específicamente.
La sintomatología anteriormente descrita nos va a ayudar a hacer un diagnóstico diferencial para distinguir entre otras lesiones como tendinopatías del cuádriceps o lesiones meniscales.
Tratamiento
Médico
Se suele prescribir antiinflamatorios y se recomienda cirugía cuando la rótula está muy desalineada y hay alguna deformación ósea para liberarla y disminuir la presión ejercida sobre el canal del fémur.
Actualmente, los médicos indican la aplicación de ácido hiaulórino o factores del crecimientos aplicados mediante infiltración siempre dependiendo de la lesión y las circunstancias del lesionado.
Conservador
Cuando la causa es algún desequilibrio muscular el tratamiento que se aplica es fisioterapéutico y de trabajo de fortalecimiento en el gimnasio.
Así en la fase aguda se recomendará un reposo relativo (descanso de actividad deportiva si la hubiera), se intentará bajar el dolor y la inflamación con crioterapia y electroterapia y descargará la musculatura sobrecargada para intentar encontrar un equilibrio entre todos los grupos musculares. Se pueden realizar vendajes funcionales y kinesiotaping.
Y en fases más avanzadas cuando el dolor haya disminuido nos centraremos en la potenciación de cuádriceps, sobre todo el vasto interno para realinee la rótula y de isquiotibiales mediante ejercicios. Es la parte más importante de la rehabilitación.
Consejos para prevenir la condromalacia
Mantén un peso adecuado a tus características corporales, debes mantener un buen tono en la musculatura de las piernas por lo que haz ejercicios para potenciarlas, no hagas deporte de impacto en exceso y usa un calzado adecuado.
Existe un factor determinante que es el tiempo y que genera un desgaste “inevitable” del cartílago de la rótula. Por ello es tan necesario prevenir y mantenerse físicamente lo mejor posible para frenar la posible degeneración que se pueda producir.