En esta entrega de Cerebro Activo, la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras demencias de Talavera de la Reina (Afata) te propone reflexionar sobre cómo mejorar la felicidad y bienestar de las personas con Alzheimer.
La felicidad/bienestar han sido conceptos de interés, hagamos una revisión en
a literatura científica:
“La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” (OMS, 1948).
“Una persona feliz sería aquella que experimenta muchas experiencias positivas y pocas
negativas, y se percibe satisfecha con su vida de manera global. No existe un indicador
objetivo de felicidad, si no que se trata de un estado subjetivo de la persona” (Lyubomirsky,2008).
“Las personas felices cuentan con más apoyo social y están más satisfechas con sus relaciones sociales” (García, 2009; Lyubomirsky et al., 2005; Vazquez & Hervás, 2009).
“Una alta satisfacción con la vida se relaciona con menos enfermedades físicas y mentales,
mayor felicidad, y, en general, con otras medidas de calidad de vida” (Diener, 1994; Michalos,1986).
“Las emociones positivas son algo más que la ausencia de emociones negativas son útiles para poder alcanzar niveles elevados de bienestar subjetivo” (Lyubomirsky et al., 2005).
Índice de contenidos
¿Cómo hacer feliz a una persona con Alzheimer?
La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo que provoca una progresiva pérdida de memoria y de otras funciones cognitivas, con síntomas también en la esfera conductual y psicológica, pérdida de autonomía y todo ello con una importante sobrecarga para la familia y el entorno social.
Para lograr que un/a enferma/o de Alzheimer tenga un mayor bienestar es necesario que su atención sea integral, tratado multidimensionalmente, para ello es prioritario conocer la afectación neurológica, la personalidad, su historia de vida, salud general, su entorno social y sus intereses. Más que centrarse en los déficits, considerarla como persona singular y valiosa, apostar por favorecer la autonomía, su visibilidad e integración con su entorno social.
Síntomas de la enfermedad de Alzheimer
Conocer bien los síntomas de la enfermedad ayuda a entender su comportamiento. Hay que tener en cuenta:
- Los síntomas conductuales relacionados con las lesiones cerebrales
provocadas por la enfermedad. La frustración y la irritabilidad que
produce con la percepción de sus dificultades para llevar a cabo sus
actividades cotidianas. Estar atentos nos puede permitir realizar cambios
en el entorno del enfermo/a, que pueden ayudarnos a gestionarlos de
una manera más eficaz. - Tristeza, apatía y ansiedad: la conciencia de deterioro que pueda tener
quien lo padece contribuye a su estado de ánimo deprimido. Con la
apatía pierden motivación e iniciativa para apartarse de determinadas
situaciones que les generan confusión o para no enfrentarse a su
incapacidad para gestionarlas. A menudo tienen ansiedad, mostrar
temores irracionales que hay que conocer para reducir las emociones
negativas. - Agitación y reacciones catastróficas: La desorientación puede llevar al
enfermo a deambular erráticamente y sin razón aparente, en busca de
referentes para ubicarse.
Aspectos a tener en cuenta
Se requiere de una estrategia multidimensional que pueda afrontar las diversas
necesidades que plantea el/la enfermo/a y su familia. En ausencia de un
tratamiento farmacológico curativo, a lo largo de los años, han ido surgiendo
intervenciones psicosociales dirigidas a optimizar las capacidades del
enfermo/a y apoyar a la familia en su cuidado, técnicas muy diversas en cada
uno de los ámbitos de intervención: cognitivo, funcional, físico, conductual,
ambiente, familiar, etc.
Entendiendo la salud desde el modelo bio-psico-social para facilitar bienestar a
un/a enfermo/a de Alzheimer hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Tranquilizar a la persona. Escuche las preocupaciones y las
frustraciones que tenga. Si la persona está enfadada o temerosa, intente
mostrarle que la comprende. - Permita que la persona mantenga tanto control de su vida como sea
posible. Respete su espacio personal. - Mantenga en la casa fotografías y objetos familiares que la persona
aprecie, para así ayudarla a sentirse más segura emocionalmente. - Si la persona no sabe algo, no mostrarle el error, recuérdeselo.
- Fomente una conversación en la que ambos participen durante el mayor
tiempo posible. - Si está teniendo problemas para comunicarse, intente distraer a la
persona con alguna actividad, como un libro o un álbum de fotografías
divertidas de amistades y familiares. - Consumir alimentos saludables y mantenerse activo. A medida que
avanza la enfermedad, puede ser un desafío encontrar formas para que
la persona consuma alimentos saludables y se mantenga activa.
Considere diferentes actividades que la persona puede hacer para
mantenerse activa, como realizar tareas del hogar, de ocio, hacer
ejercicio físico; así cómo, hacer actividades con otras personas para
tener la sensación de pertenencia al grupo, compartiendo experiencias y
sentimientos. Adquiera una variedad de alimentos saludables y
apetecibles, es importante conocer sus gustos. - Ayude con el inicio de una actividad o únase a esta para que sea más
divertida. Las personas con demencia pueden perder interés o iniciativa,
o pueden tener problemas para empezar las actividades. - Utilizar música que le sugiera emociones positivas, estimular el ritmo de
la música. - La ciencia ha podido demostrarnos que reír: libera la tensión, disminuye
el estrés, aumenta la energía, mejora el ánimo y la creatividad. La risa
juega un papel muy importante en las relaciones personales. Nos
permite crear relaciones saludables y un sentido de cercanía e intimidad
más profundo. - Sea realista sobre cuánta actividad pueden hacer de una sola vez. Lo
mejor es realizar varias “mini rutinas de ejercicio” de menor duración. - Caminen juntos todos los días.
- Mejorar el cumplimiento de los tratamientos sanitarios.
- La eliminación de peligros y la inclusión de dispositivos de seguridad en
el hogar ayudan a que la persona tenga más libertad de desplazarse de
forma independiente y segura. - Utilizar estrategias centradas en la emoción positiva, reforzar los logros y
avances. Es importante cuidar su autoestima y que no sienta vacío o
fracaso. Hay que seguir estimulándole con tareas, fragmentarlas y
controlarlas para que se sienta confiado y animado. - La familia debe cuidar la comunicación no verbal, que es la menos
afectada en el enfermo de Alzheimer. Debe ser receptor de todo el
afecto y alegría que se le pueda dar. En las fases finales de la
enfermedad, los pacientes reciben de muy buen grado las muestras de
cariño aunque no lo puedan comunicar verbalmente.
Es importante intervenir en la persona cuidadora, fomentar la emoción positiva
de satisfacción frente a la sobrecarga facilitaría que el enfermo/a de Alzheimer
no percibiera tensión, que la situación emocional de ambas personas,
enfermo/a-cuidador/a tengan una relación satisfactoria.