La profecía autocumplida es cuando nos hacemos un boicot a nosotros mismos para que termine ocurriendo la expectativa negativa que teníamos sobre un acontecimiento, explica la psicóloga, Lorena Muñoz.
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En nuestro día a día vivimos muchas situaciones nuevas, sin embargo, también podemos vivir situaciones parecidas a otras del pasado.
Cuando en el pasado vivimos una experiencia adversa o negativa quedará grabado en nuestra memoria como forma de prevención en el futuro, es decir, este recuerdo lo utilizaremos para predecir en el futuro en base a nuestras experiencias pasadas.
El conflicto surge cuando queremos, de forma consciente, predecir cosas que no podemos y lo hacemos en torno a creencias irracionales.
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¿Qué es la profecía autocumplida?
Cuando estas circunstancias ocurren, tendemos a utilizar sesgos cognitivos que no significa ni más ni menos que tendemos a anticipar que pasará y creamos una expectativa que finalmente llevaremos a cabo mediante nuestra conducta que ocasionará que ocurra la consecuencia anticipada.
Es decir, nos haremos un boicot a nosotros mismos para que termine ocurriendo la expectativa negativa.
A este fenómeno se le llama profecía autocumplida y conlleva todos esos pensamientos predictivos que las personas tenemos, con ellos creamos una expectativa.
Según Robert K. Merton que se dedicó a estudiar esta cuestión, deben darse tres sucesos para que la profecía autocumplida se lleve a cabo:
- Tener una falsa creencia sobre algo o alguien.
- Tratar el asunto o persona de forma que encaje con la creencia.
- El resultado o comportamiento de la persona confirman la creencia.
Profecía autocumplida ejemplos
Este autor utiliza el ejemplo del Last National Bank en 1932. Durante ese año comenzó a correr el rumor de que el banco quebraría, entonces las personas alarmadas corren al banco a sacar todos sus ahorros, finalmente el banco acaba quebrando.
La profecía autocumplida está más arraigada a lo negativo que a lo positivo, por eso solemos anticipar la peor consecuencia posible, pero en pocas ocasiones la mejor.
Lo que no somos conscientes es que esta creencia va condicionando nuestra conducta para que esto ocurra.
Por ejemplo, si creemos que vamos a suspender un examen, iremos prestando menos atención al contenido y dedicando cada vez menos tiempo a estudiar, por lo que probablemente acabemos suspendiendo.
Sin embargo, si nuestra expectativa es positiva, pondremos más empeño sin darnos cuenta y probablemente aumentaremos la posibilidad de éxito.
Esto es un ejemplo de cómo las personas vamos modificando nuestra conducta para que se produzca la expectativa.
Decía Robert King Merton , “Si los individuos definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias”
Cuando se da el mismo proceso, pero proyectado hacia lo positivo, se le conoce como autoeficacia, término propuesto por Bandura en su Teoría social cognitiva. Este término también implica que vayamos modificando nuestra conducta, pero anticipando los logros que nos hemos propuesto, es decir, una expectativa positiva, promoviendo así la confianza en las propias capacidades, así como en aumentar la seguridad en nosotros mismos y alcanzar los resultados deseados.
¿Cómo me hace sentir este fenómeno?
La profecía autocumplida tiene un ciclo circular que se va retroalimentando y su funcionamiento es el siguiente:
- Tenemos una serie de creencias sobre nosotros mismos.
- Estas creencias son las que hacen que nos comportemos de una manera concreta.
- Las creencias se cumplen y esto hace que se refuercen estas.
En la mayor parte de los casos es un sesgo muy utilizado por todas las personas ya que es un sesgo involuntario, sin embargo, aquellas que padecen ansiedad y depresión lo utilizan mucho más.
Las personas somos un conjunto inseparable en el que tanto la razón como la emoción esta interrelacionadas entre sí, de manera que si nuestra expectativa es muy negativa eso conllevará a una elevada angustia y ansiedad.
Esta ansiedad provocará una excesiva hipervigilancia en la que comenzarán a saltar falsas creencias y aumentará nuestra ansiedad, entraremos en un bucle, que se irá retroalimentando continuamente.
Por otra parte, estas expectativas y su posterior confirmación harán que disminuya nuestra autoestima y finalmente nuestro autoconcepto y rendimiento en cualquier ámbito de nuestra vida, “tirando en muchos casos la toalla” como se suele decir y es que este es otro de los efectos, la indefensión aprendida.
Si yo continuamente tengo la expectativa de que voy a suspender y siempre se confirma, al final dejaré de estudiar porque mi creencia es que haga lo haga no voy a ser capaz de aprobar, sacar el curso….
¿Qué podemos hacer frente a estas expectativas?
- Identifica los pensamientos “premonitorios” y debate con ellos. Cuando nos vengan a la cabeza estos pensamientos, podemos pararnos, analizarlos, incluso desmontarlos debatiendo con nosotros mismos.
- Evita hacer predicciones catastróficas, estas predicciones suelen ocurrir de forma involuntaria pero como ya tenemos toda esta información podemos estar atentos a nuestro pensamiento y redirigir hacia otra expectativa.
- Ser conscientes de que varias veces ocurra un error no significa que tenga que ocurrir siempre.
- También podemos preguntarnos si estas expectativas condicionan nuestro comportamiento de forma positiva o negativa, es decir, esta expectativa ¿me motiva o está limitando mi conducta?
Y recuerda, si ahora que tienes toda esta información, te sientes reconocido y además eres consciente de lo que te limita en tu día a día, pide ayuda a algún profesional de tu ciudad.
Bibliografía
Merton, R.K. Teoría y estructura sociales. Fondo de Cultura Económica de España, S.L.; Edición: 4 (1 de enero de 2002).
[…] el anterior artículo hablábamos de cómo las expectativas que nos marcarnos pueden interferir en nuestro comportamiento […]