Los pies son una parte importante de nuestro cuerpo. Son el sostén donde nos apoyamos y nos permiten desplazarnos.
La reflexología podal es un tratamiento que se hace trabajando los puntos reflejos que tenemos en los pies. Esta técnica trabaja a nivel físico, a nivel mental, a nivel emocional.
Por eso invitamos a nuestra redactora esteticista Encarna Rodríguez Ayllón para que nos hablara un poco más de cómo cuidar nuestros pies.
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¿Cómo funciona la reflexología podal?
La reflexología es una técnica terapéutica manual, que consiste en la estimulación de puntos reflejos situados en la planta del pie, a través de los cuales se estimula la capacidad homeostática del organismo, de forma no invasiva y totalmente libre de sustancias tóxicas o medicamentosas.
La reflexología es una técnica natural complementaria, que no intenta reemplazar ningún tratamiento médico, ni farmacológico, que la persona este recibiendo en ese momento.
En ningún caso pretende diagnosticar ni curar enfermedades, o prescribir medicamentos.
Pese a todo ello, los usuarios en todo el mundo que reciben sesiones de reflexología podal manifiestan mejoras en su bienestar físico y mental.
Las primeras revisiones de las investigaciones científicas, realizadas y publicadas hace unos 10 años atrás por Wang, Ernst o Wesa y Cassileth, aunque no demuestran que un uso generalizado de la reflexología en cualquier patología sea eficaz, sí muestran beneficios contundentes en relación con la mejora en la calidad de vida, en el manejo de síntomas como el dolor y la ansiedad en pacientes oncológicos.
Por otro lado, otros estudios más recientes de revisión concluyen que la reflexología podal puede proporcionar una intervención adicional no farmacoterapéutica para adultos que sufren depresión, ansiedad o trastornos del sueño.
Por eso hoy podemos afirmar que en reflexología los pies nos dan mucha información como para poder ayudar al paciente desde un punto de vista integral.
Por ejemplo, tener una dureza, un callo (queratosis), un ojo de gallo o heloma (es un tipo de callo que puede aparecer entre el cuarto y el quinto dedo del pie que suele ser pequeño y doloroso), son todas situaciones que parecen mínimas, pero que pueden falsear la pisada.
Ese falseamiento de la pisada puede repercutir en el resto del cuerpo: rodillas, caderas, lumbar y general, un efecto dominó que afecta al resto del cuerpo.
Esto a veces no se valora y no pensamos que cuando duele la rodilla el origen puede llegar a estar en el pie.
Incluso para los deportistas es fundamental saber que existe esta relación, pues puede ser que una dureza en el pie altere su punto de apoyo durante el ejercicio físico y termine ocasionando problemas en sus ligamentos.
Los pies en cualquier momento de la vida son importantes.
Le preguntamos a nuestra redactora esteticista Encarna Rodríguez Ayllón sobre estos temas para que nos ayude con sus recomendaciones sobre reflexología podal.
¿Cómo cuidamos los pies en España?
La situación de la formación en reflexología podal es realmente diversa en los diferentes países.
En mayo de 2008 se publicó un estudio realizado por el denominado Observatorio de Terapias Naturales (bajo el patrocinio de las Sociedades COFENAC, CONAMAD y TENACAT), en el que se estableció que el 23,6% de la población ha utilizado alguna vez las terapias naturales, principalmente yoga, acupuntura y en menor medida reflexología podal, aunque hay diferencias geográficas.
Sin embargo, en otros lugares de Europa, como en Bélgica, cuidarse los pies es casi una costumbre familiar.
Las familias cuidan sus pies con baños de sal y masajes los unos a otros, tal vez porque comprenden la importancia de amarlos y atenderlos. Para ellos es simple de comprender que si descansa el pie descansa todo el cuerpo.
Consejos sencillos para el cuidado de tus pies
Nos comenta la Esteticista Encarna Rodríguez Ayllón que algunos pequeños actos de cuidado podal pueden ayudarnos a la prevención de problemas de salud sin ser algo complejo de ejecutar.
Rutina básica para el cuidado de tus pies
- El masaje del pie antes de calzarte, después de la ducha (al menos una vez al día).
- Uso de buen calzado.
- Baño de pies con sal gorda (gruesa) o pétalos de rosa.
- Revisión con el especialista en podología al menos una vez al año.
Un pie saludable no es sinónimo de un pie bonito, sino de un pie cuidado. Por eso debemos evitar que los pacientes lleguen a pedir ayuda al profesional solo cuando llega el dolor y no en forma preventiva.
Si quieres hacer alguna consulta con nuestra redactora esteticista Encarna Rodríguez Ayllón no dudes en contactarla aquí.