La respiración es clave para controlar la ansiedad

El psicólogo, José Antonio González Porras, nos explica en qué consiste la ansiedad y cómo puede ayudarnos un terapeuta, en caso de necesitarlo.

 

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad se apoya exclusivamente en un proceso físico muy fácil: la hiperventilación. Si respiramos más de 10 veces por minuto, utilizamos áreas cada vez más reducidas de los pulmones por lo que tenemos la sensación de que nos falta aire.

Si efectivamente es así, se empiezan a producir efectos bioquímicos que nos van a dar más sensación de descontrol.

El tratamiento consiste justamente en eso, en que nuestras respuestas psicofísicas no se sobre activen ante un estímulo que nos produce, por ejemplo, un ascensor, un grupo de personas o una actividad que creemos que nos puede hacer perder el control.

La segunda parte del tratamiento consiste en un enfrentamiento progresivo.

No se trata de que pueda jugar con una araña venenosa si tengo miedo a las arañas, sino con la fotografía de una araña pequeña en la fachada de una casa.

Va a resultar más fácil conseguir el patrón respiratorio adecuado con la foto de la araña. Éste sería el primer evento en una jerarquía de exposiciones. El nivel 10 sería tolerar que una araña pasara cerca de mí.

En el caso de hablar en público, es interesante saber que estamos programados genéticamente para tener miedo a que 2 o más personas se nos queden mirando.

Lo habitual es tener miedo a hablar en público a pesar de que parezca fácil por la cantidad de gente que lo hace (actores, cantantes, políticos…).

Al principio, voy a dirigirme al 20% del público que me adora independientemente de lo que haga. Una vez que tenga mi autoestima reforzada, voy a dirigirme al 60% restante que van a ser los que me van a permitir mejorar, construirme y esforzarme.

Una vez que tenga el 60% de indiferentes (los que juzgan mis actos, pero no mi persona) + el 20% de fans= tengo un 80% de un auditorio favorable.

En ése momento me sentiré ágil hablando en público, me sentiré seguro. Pero, de entrada, a todos nos produce ansiedad.

Si tenemos que consultar con un profesional es porque hemos estado un tiempo evitando la situación que nos produce ansiedad. Se consulta cuando tengo peligro de que me despidan o estoy de baja, etc.

Hemos cometido una serie de errores al evitar el problema, huyendo:

  1. Hemos identificado nuestra ansiedad de enfermiza.
  2. Hemos creído que iba a ser para siempre.
  3. Hemos creído que iba a aumentar cada vez más.

¿Cómo lo hemos hecho? Buscado un compañero que haga la presentación de ése producto en nuestro lugar, diciéndole que me dolía el estómago, o la rodilla y le he rogado que lo haga por mí o he recurrido a medicación para reducir la ansiedad frente al público.

Estamos en la situación en la que creemos que el público es realmente amenazante, que las veces que hemos tenido éxito ha sido gracias al azar, a la casualidad…

La ansiedad es cognitiva, está relacionada con pensamientos, anticipaciones, está más relacionada con el futuro. Por ejemplo, “ésta tarde voy a Madrid y hay atasco seguro”. Lo que estoy experimentando es una definición de un ambiente futuro con las estrategias presentes.

El profesional facilita que el proceso se resuelva en el menor tiempo posible, con el menor sufrimiento y con la mayor eficiencia, esto justifica su intervención, pero el cerebro es un mecanismo muy elaborado como para resolver estas cosas por sí solo.

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