Este texto que nos sugiere un tiempo vivido o nos hace conectar con las vivencias, relatos contados en un pasado, algo leído, fantaseado, compartido con personas significativas en nuestra vida. Activemos la memoria.
Nuestra memoria se nutre de nuestro lenguaje, por eso, en esta entrega de Cerebro Activo, la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras demencias de Talavera de la Reina (Afata) te propone varios juegos para que, de una forma divertida, recuerdes, disfrutes y cuentes historias.
Índice de contenidos
¡Vamos a prestar atención!
Fueron Engracia, su vecina y su madre al manantial de Los Caños, a dos kilómetros, con un burro y la carga de tres colchones de lana para lavar. Se fueron al amanecer para aprovechar el sol de este verano de julio, que cascaba bien fuerte. A las ocho de la mañana, habían descosido los colchones, lavado las fundas y las cintas que sacudieron repetidamente entre dos para que la tela no tuviera arrugas al secarse y las tuvieron tendidas en los pequeños chaparros.
Recuerdo que cantaban y tenían gran jolgorio mientras jabonaban la lana en un apartado donde daba mucho el sol, para que se soleara bien. La blanqueaban con los rayos del sol, y cuando ya estaba limpia la ahuecaban y colocaban en distinta posición para secarla por igual.
Todas trabajaron afanosamente y ya llegaba la hora de comer. Tan solo quedaba algún pedazo grande de lana que se resistía a blanquearse. Después de comer, toda la tarde la dedicaron a mover la lana para que se secara por todas las partes. Había tres
grandes zonas de pradera para cada uno de los colchones, algo resguardada por si se levantaba el aire y se volaba la lana.
Para que no se hiciera de noche, aprisa fueron colocando la lana sobre la mitad de la funda y metiendo las cintas, dejaron una esquina sin coser para introducir la lana que aún no se había secado.
Vocabulario
Vamos a recordar vocabulario que hacen referencia a costumbres del uso de la lana como los colchones que en los años cincuenta se usaban en todas las casas:
Atijos: cintas que se ponían en los colchones para distribuir la lana; usaban unas veinte si eran los colchones de cama de matrimonio, más o menos la mitad para el resto de colchones.
Burlete de un colchón: tela, cinta o tejido que rodea perimetralmente el colchón para dar mayor resistencia y durabilidad. Se encarga de “cerrar” todas las partes para que el núcleo, acolchados y tapizado queden unidos y no se moviera la lana.
Cardador (pelaire) de lana era un trabajador de zonas ganaderas con producción de lana, que procedía a lavar los vellones y a continuación los desenredaba o escardaba para
dejarlos listos para el hilado y su uso textil. El gremio del cardador era el más antiguo de España.
Escorpinar la lana: consistía en separar la lana con las manos para aflojarla, ahuecarla; dejándola preparada para el proceso de varear. La lana se estira durante su escarmenado,
separando manualmente las fibras sin cortarlas.
Esquila. Una vez por año se reúne a los animales lanudos y se les cortaba la lana.
Hilado. Empleando métodos industriales o tradicionales, se tuercen las fibras de lana para formar un hilo grueso. Con este se fabrican las piezas de ropa o de lo que se desee.
Lavado. La lana cortada del animal estaba sucia y debía ser lavada, eliminándole el polvo, arena y demás impurezas (restos vegetales, insectos, etc.). Era un proceso laborioso.
Marraguero (colchonero): Persona que tiene por oficio de hacer o vender colchones.
Mullir: Ahuecar el colchón de lana o la almohada para hacer la cama.
Sebaste (San Blas de Sebaste): El patrón de los cardadores, que fue martirizado con rastrillos de cardar.
Teñido. Se emplean colorantes naturales o artificiales para darle a la lana sus colores deseados.
Varear la lana de los colchones se realizaba una vez al año para ventilar y ahuecar la lana del colchón que estaba apelmazada y con unas varas se golpeaban ahuecándolas para
luego volverlo a coser.
Vellón: conjunto de lana que se le quita a una oveja o a un carnero al esquilarlo.
Refranes
A la ruin oveja la lana le pesa, y al ruin pastor el cayado y el zurrón.
Unos tienen la fama, y otros cardan la lana.
Al asno no pidas lana.
Aunque me veas vestida de lana no soy borrego.
Canta la rana, y ni pluma, ni pelo, ni lana.
Cielo a lana, si no llueve hoy, lloverá mañana.
Cuál más, toda la lana es de pelos.
Chaqueta de lana en agua, pronto apelmazada.
De la noche a la mañana pierde las ovejas su lana.