En este artículo os traemos una actividad divertida, útil en la prevención de caídas, fortalecedora del organismo y que nos puede ayudar a adelgazar. Es el baile, y en este artículo, la Dra. Nathalie Orens, Licenciada en Medicina y Cirugía, nos quiere acercar la danza para mejorar nuestra salud.
Índice de contenidos
¿Qué produce el baile en nuestro organismo?
Podemos encontrar varios aspectos fisiológicos que pueden modificarse en adaptación al baile y que podría resultar en un beneficio para nuestra salud (1):
- Aumenta el gasto cardíaco, lo que implica que en cada sístole haya más sangre circulando por nuestro cuerpo. ¿Cómo es eso posible? El ejercicio provoca una vasodilatación de los músculos que se utilizan, lo que hace que haya más sangre disponible en el propio músculo y en el torrente sanguíneo, el cual hará su paso obligatorio por el corazón, que lo expulsará nuevamente al resto del organismo a través de las arterias que salen de él.
- Cuando somos novatos en el baile, nuestra frecuencia cardíaca aumenta con el ejercicio. Pero una vez que seguimos practicando, el cuerpo se va adaptando a estas exigencias y la frecuencia cardíaca disminuye.
- Hay un mayor y más rápido intercambio de oxígeno entre los diferentes tejidos, así como la expulsión de detritos de los mismos.
- Los músculos se fortalecen.
- La glucosa se introduce dentro de los órganos, lo cual puede beneficiar a personas con diabetes. Estimula la enzima AMPK que también favorece la entrada de la glucosa a nivel celular.
- Incrementa el metabolismo en general. Nos hace perder calorías.
- Disminuye la tensión arterial, puede ser una buena actividad para los hipertensos.
- Mejora la estética y el tono muscular.
- Mejora el humor y las relaciones sociales.
- Nos puede ayudar a mejorar o eliminar otros malos hábitos que tengamos.
¿Para qué sirve bailar?
El baile se basa, generalmente, en una serie de movimientos con cierto orden. El hecho de tener que aprender esa serie de movimientos de memoria ha hecho que el baile se promulgue como una actividad activadora de la memoria; sin embargo, en la última Revisión Sistemática de la Cochrane, Dance movement therapy for dementia (2017), no se pudo llegar a conclusiones en cuanto a su utilidad en la Demencia (2).
Lo que sí resulta curioso es que se ha visto que el baile, realizado de forma rutinaria y prolongada en el tiempo, es capaz de inducir un cambio en nuestra plasticidad neuronal y afectaría tanto la sustancia blanca como la gris (3). Lo que no queda claro a día de hoy es lo significativo de ello.
En cuanto a la depresión, tampoco hay conclusiones firmes sobre su utilidad (4). Sin embargo, el baile puede resultar muy divertido, nos ayuda a socializar y puede ayudar a relajarnos.
Una interesante publicación de la revista Geriatric Nursing del año 2020 reveló, entre las búsquedas realizadas por los autores, que aunque las muestras eran pequeñas, se observaron mejoras en el componente cognitivo o psicológico, especialmente en depresión y ansiedad, una mayor disposición a participar en otras actividades sociales y mejoras en el autocuidado y los roles familiares y sociales cuando los adultos mayores practicaban el baile (5)
El baile puede proporcionar equilibrio y fuerza, lo cual la hace una actividad muy recomendable para personas de la tercera edad (6) o personas con problemas de equilibrio como enfermedades neurológicas.
En 2016, un ensayo clínico aleatorizado español, dividió a mujeres mayores de 65 años, que no hacían ejercicio, en un grupo de danza y un grupo control. El grupo de danza tenía que realizar un programa de danza durante ocho semanas, tres sesiones semanales de 50 minutos cada una. La danza consistía en sevillanas y pasos de ballet. El cambio significativo de esta actividad fue la disminución de la circunferencia de la cintura, lo que se traduce en una reducción de la grasa visceral (7)
En una revisión sistemática, publicada en 2017, los autores llegaron a la conclusión de que la “danza estructurada, de al menos 4 semanas de duración, puede mejorar significativamente los resultados de salud física equivalente a otras formas de ejercicio estructura” (8)
El baile también podría contribuir a disminuir el dolor en personas con fibromialgia, como refieren los autores de una revisión sistemática publicada en 2022 (9) Si bien no está suficientemente estudiado el impacto del baile sobre el dolor crónico, me atrevo a decir que es una intervención que podría reducirlo dado que si se disfruta realizándolo, y siempre cuidando de no hacernos daño, solo puede aportar beneficio (no me refiero a bailarines profesionales que pueden sufrir lesiones graves).
¿Todo el mundo puede practicar baile?
En principio, sí. Pero es recomendable un chequeo médico previo según nuestra condición física y si tenemos alguna patología que podría ser un impedimento o una limitación para dicha actividad, a modo de tenerlo en cuenta y hacer las recomendaciones pertinentes. No necesariamente se va a excluir la posibilidad del baile, pero sí recomendar ciertos cuidados a la hora de realizarlo.
La revisión sistemática comentada en el apartado anterior indica que los médicos podemos recomendar el baile como una alternativa segura forma de actividad física/ejercicio para reducir la masa grasa, reducir los triglicéridos y mejorar el sistema cardiovascular, la flexibilidad y la funcionalidad del día a día (8).
Un asesoramiento personal sobre ello siempre es positivo, por eso #hablalocontumedico.
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Bibliografía
1. Ferrer MR. El baile como medio para mejorar la condición física y la salud. In: Gustems J, editor. Arte y bienestar Investigación aplicada. Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona. Barcelona; 2014. p. 103–9.
2.Karkou, V., & Meekums, B. (2017). Dance movement therapy for dementia. The Cochrane database of systematic reviews, 2(2), CD011022. https://doi.org/10.1002/14651858.CD011022.pub2
3. Karpati, F. J., Giacosa, C., Foster, N. E., Penhune, V. B., & Hyde, K. L. (2015). Dance and the brain: a review. Annals of the New York Academy of Sciences, 1337, 140–146. https://doi.org/10.1111/nyas.12632
4. Meekums, B., Karkou, V., & Nelson, E. A. (2015). Dance movement therapy for depression. The Cochrane database of systematic reviews, 2015(2), CD009895. https://doi.org/10.1002/14651858.CD009895.pub2
5. Santos, D. P. M. A., Queiroz, A. C. C. M., Menezes, R. L., & Bachion, M. M. (2020). Effectiveness of senior dance in the health of adults and elderly people: An integrative literature review. Geriatric nursing (New York, N.Y.), 41(5), 589–599. https://doi.org/10.1016/j.gerinurse.2020.03.013
6. Ramírez Manent, JI; Sarmiento Cruz, M; Ramírez Gallegos, I. Ejercicios de equilibrio. Actividad física adaptada a la edad. Elsevier E. Elsevier España, S.L.U; 2017. p. 18.
7. Serrano-Guzmán, M., Valenza-Peña, C. M., Serrano-Guzmán, C., Aguilar-Ferrándiz, E., Olmedo-Alguacil, M., & Villaverde-Gutiérrez, C. (2016). Efectos de un programa de danzaterapia en la composición corporal y calidad de vida de mujeres mayores españolas con sobrepeso. Nutricion hospitalaria, 33(6), 1330–1335. https://doi.org/10.20960/nh.791
8. Fong Yan, A., Cobley, S., Chan, C., Pappas, E., Nicholson, L. L., Ward, R. E., Murdoch, R. E., Gu, Y., Trevor, B. L., Vassallo, A. J., Wewege, M. A., & Hiller, C. E. (2018). The Effectiveness of Dance Interventions on Physical Health Outcomes Compared to Other Forms of Physical Activity: A Systematic Review and Meta-Analysis. Sports medicine (Auckland, N.Z.), 48(4), 933–951. https://doi.org/10.1007/s40279-017-0853-5
9. Murillo-Garcia, A., Adsuar, J. C., Villafaina, S., Collado-Mateo, D., & Gusi, N. (2022). Creative versus repetitive dance therapies to reduce the impact of fibromyalgia and pain: A systematic review and meta-analysis. Complementary therapies in clinical practice, 47, 101577. https://doi.org/10.1016/j.ctcp.2022.101577