Para cada uno “estar bien” es un concepto diferente y, en casi todos los casos, es correcto. Pero, a veces (más de lo que pensamos), estamos equivocados.
Este año puede ser un año de grandes cambios. Llevamos entre la pandemia de COVID19, la guerra en Europa, la inflación, etc. unos años difíciles, de crisis global, pero también una crisis como sociedad.
Las crisis siempre se asocian a algo negativo. Si bien es cierto que hay aspectos negativos, también los hay positivos. De las crisis se aprende: a reinventarse, a mejorar, a cambiar de “chip”, a perdonar, a valorar las cosas y a las personas. A valorarse a uno(a) mismo(a).
Dentro del valor que tenemos que dar, debemos darle un sitio importante a la Salud. Como digo habitualmente en la consulta, “sin salud, no tienes nada” Y los que padecen dolor a diario, sin un claro alivio, saben de lo que hablo.
Cuando priorizamos cuestiones como “voy a comprarme el último teléfono móvil que ha salido al mercado, que sale unos 1000 pavos, en vez de invertirlo en pagarme el gimnasio o la clase de zumba durante 2-3 años por el mismo coste, que me vendría muy bien para estar más fuerte, ágil, perder unos kilos y ser más feliz “, no estamos poniendo el foco donde debe ser.
No se malentienda, por favor, no estoy en contra de comprar cosas, a lo que me refiero es a la prioridad. Conozco poca gente que prioriza su salud antes que cosas materiales. ¿Por qué resultará más fácil comprarte el último aparato tecnológico o las últimas prendas de vestir de la marca NI (No Importa el nombre) que cuidar de ti?
¿Puede que sea una forma de evadir el tener que pensar en uno? ¿En lo que no nos gusta de una, entonces, si no lo vemos, no le hacemos caso, es como si no existiera? Lamento decirles que, tarde o temprano, el problema se os pondrá enfrente y puede ser, a veces, demasiado tarde para darle solución o no es la querríamos tener que dar.
Pero cuidado con la otra cara de la moneda: el excesivo esmero en estar saludable. Sí, aunque no lo parezca, hay personas que se “cuidan” demasiado. Algunas veces podemos entrar en un bucle de retroalimentación negativa. La vigorexia o la ortorexia son algunos ejemplos de trastornos que deben evaluarse y tratarse para no terminar enferm@ también. Básicamente, los extremos son “malos”.
La salud es un estado dinámico en permanente cambio, un frágil balance en el que tenemos que gestionar lo que sucede dentro y fuera de nosotros mismos. El control absoluto no existe.
No podemos estar día a día obsesionándonos en estar “bien” y pretender que el resultado sea ese: “estar bien”.
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¿Qué es eso de “estar bien”?
Cuando nuestras emociones nos dominan en todos los momentos y en cualquier momento, no estamos bien.
Cuando nuestro cuerpo se queja porque no dormimos lo suficiente y aparecen las ganas de dormirse en plena clase de mates, no estamos bien.
Cuando nos vemos al espejo y no nos gusta lo que vemos, pero no hacemos ejercicio para bajar esos kilos, no estamos bien.
Cuando nos pasamos el día quejándonos de tal y de cuál, pero no obramos nada por cambiar la situación que no nos place, no estamos bien. Y cuando nos desgastamos por cambiar algo que no sea a nosotros mismos, no estamos bien.
“Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo”, dijo Tolstoi.
Ver, valorar, analizar lo que nos pasa también es empoderarse en salud.
El cansancio, la irritabilidad, el dolor muscular o de cabeza, la ansiedad, la tristeza, no son siempre síntomas de una enfermedad, sino del mal vivir que nos damos.
Antes de pensar que tenemos “algo”, mejor revisar nuestra vida, lo que estamos haciendo y lo que no estamos haciendo para hacernos sentir mejor.
“Estar bien” es estar cómodo con una misma, es estar contento con nuestras elecciones, es cambiar lo que podemos cambiar y asumir que habrá otras cosas que no podremos modificar, pero que no tienen por qué afectarnos al punto de dejarnos KO.
¿Es posible “estar bien” todo el tiempo?
“Estar bien” también es permitirnos nuestro momento de debilidad, de vulnerabilidad, de enfado, de tristeza, de incomprensión… Eso es ser un ser humano, forma parte de nuestra esencia y también es salud.
Por lo tanto, el concepto “estar bien” no es solo hacer ejercicio físico, no fumar y dormir las horas que te pide el cuerpo.
Es estar conectado/a a tu vida, a tus emociones, a tus relaciones con los demás. Es observar lo que te mueve y lo que mueve tu entorno. Es enfrascarte en los problemas sin que estos te socaven, es soltar lastre cuando ves que ya no hay solución y es vivir en paz con las decisiones que has tomado.
Como la salud, “estar bien”, es un concepto dinámico. Todos los días habrá algo que te desajuste, para bien o para mal, pero es algo que deberás analizar y darle el justo valor.
Es un ejercicio permanente, difícil de llevar a cabo si no practicas, pero, si lo haces a diario, es muy posible que salgas favorecida/o.
Y hablando de ejercicio, esta es una actividad que debemos practicar todos. Desde niñ@s a adultos mayores, desde médic@s hasta camarer@s, porque todos somos seres humanos y todos envejecemos y todos tenemos derecho y obligación de cuidarnos. Si no te cuidas tú ¿Quién lo hará por ti?
En resumen, empoderándote de tu vida, te empoderas en salud.
¡Os deseo un excelente año!
Dra. Nathalie Orens.
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