“Quiero que mi médico me escuche, pero también quiero participar en la decisión sobre mi tratamiento”
¿Se ha acabado el modelo paternalista de la relación médico- paciente? Todavía no, pero parece ser que estamos frente a un cambio importante en cuanto a esto.
El paciente se “interesa” más por su salud o, en todo caso, cuando le sucede algo, busca respuestas más allá de su médico.
Esto forma parte de lo que conocemos como
alfabetización sanitaria. El procesamiento de la información que se obtiene y la utilización posterior buscando el summum bonum de la salud es el objetivo.
El acceso a una información de calidad es, a veces, un problema.
¿De dónde se obtiene la información sanitaria?
Cuando se padece algo, es muy común preguntarle a un vecino, un amigo o un familiar si han pasado “por lo mismo”, pero resulta que raramente se cumple que lo que haya padecido otro sea igual a lo que nos pasa. Por eso es importante consultar.
Otra cosa que está sucediendo es que el paciente no se queda conforme con la información dada por el facultativo.
En ocasiones, porque esta es demasiado escueta, a veces, porque el paciente se convence de que su diagnóstico es diferente al planteado (puede o no tener razón)….
¿A quién o a qué se recurre para obtener información?
Se suele consultar con otro médico, a un sanitario no médico, a terapeutas de medicina complementaria. Todas estas opciones pueden llegar a ser válidas. Una opción muy en boga es recurrir a Internet.
El problema que puedo apreciar en ese sentido es que el paciente debe tomar en cuenta dos cosas muy importantes:
1) Todo lo que aparece en la red no es necesariamente cierto. Cualquiera puede decir que es médico, sanitario o lo que sea, sin serlo. Y puede publicar información errónea con o sin intención de hacer daño, pero con el desconocimiento de las consecuencias de la misma.
2) Que la información sanitaria correcta que se publica, se hace de forma general. Una consulta en una página de salud nunca hará un diagnóstico de lo que tenemos. Puede orientarnos, puede sacarnos una duda, pero la realidad es que no se debe uno autodiagnosticar a base de lo que leemos en Internet.
Corremos el riesgo de cometer dos graves errores:
a) Darle a nuestra dolencia más importancia de la que tiene, generando así un estrés superfluo, inútil que sólo nos desgasta física y anímicamente.
b) No hacer caso de lo que nos pasa creyendo que no es nada y resultar ser grave.
¿Sirve leer revistas especializadas en salud, Internet, la televisión?
Sí, claro que sirve, pero siempre teniendo en cuenta que el consejo o la recomendación que se da es general, que cada persona es un mundo y, como tal, que el consejo o la recomendación o la información no necesariamente está adaptada al caso particular del paciente.
La información sanitaria, sobre todo en Internet, puede ser una herramienta muy útil en la relación médico-paciente pues está “allí” todo el tiempo y puede consultarse a cualquier hora.
Por eso es tan importante que después de obtenerla, lo hables con tu profesional sanitario para que él o ella puedan aclararte las dudas, confirmarte el posible padecimiento o descartarlo por completo.
¿De qué información puedo fiarme?
En las revistas, radio y en la televisión generalmente los profesionales son presentados y avalados por el medio de comunicación. En Internet esto es diferente.
Ten en cuenta las siguientes recomendaciones cuando navegues:
1) Busca a tu profesional sanitario en la red y si tiene un blog o página web de salud o ha escrito un artículo para algún periódico, revista, etc.
La información sanitaria brindada será mucho más fiable dado que puedes ponerle cara al profesional que la escribe. Lo mismo para los vídeos en youtube u otra red.
2) Existen páginas que reconocen a otras páginas por la calidad de la información. Busca esos reconocimientos en la página o blog que sigas, si los tiene, la información será más fiable. Ejemplo:
Web de interés sanitario,
HONcode, etc.
3) Páginas de organismos públicos y privados: organismos estatales o internacionales, asociaciones de pacientes, fundaciones o instituciones de reconocido prestigio. Ejemplo: OMS, Ministerio de Sanidad, FEDER, Clínica Mayo, etc.