Llega el verano y por fin las vacaciones, tan deseadas para muchos, y tan agobiantes para otros porque ¿quién no ha escuchado “y ahora que hago con los niños”? ¿Qué actividades hacemos para que no se les haga tan largo el día? ¿Por qué se aburren tanto, con la de cosas que hay para hacer? ¿Cómo puede ser que con la de juguetes que tienen no jueguen con nada? La psicóloga, Lorena Muñoz, habla sobre los niños aburridos y la importancia del aburrimiento.
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¡Me aburro!
De pronto los niños empiezan a tener mucho más tiempo libre y los padres empiezan a buscar desesperados actividades pensando…”es muy importante que no se aburran”, “deben tener un verano feliz, totalmente activo”.
A menudo los adultos asumen ese aburrimiento como un problema propio, ya que la mayoría de las ocasiones es para compensar que los mayores tienen que ir a trabajar y no pueden compartir el tiempo que les gustaría con los hijos. Surgen preguntas como: ¿Qué estaré haciendo mal? ¿Qué más puedo hacer?
Esto no debería ser así, ya que, aunque está bien buscarles actividades o campamentos en los que los niños socialicen, jueguen o simplemente tengan una rutina diaria, hacerlo de forma continua puede resultar un problema.
¿Qué es el aburrimiento?
Consuelo Coloma, destaca que “la creatividad es la capacidad del ser humano para crear algo dónde no hay o buscar soluciones a problemas, básicamente”. Y señala que, “para que la creatividad se dé tienen que darse dos circunstancias o una de las dos: que el niño no esté haciendo necesariamente otra cosa, es decir, que no tenga su mente ocupada en otras labores; o que teniéndola ocupada tenga que resolver problemas o enfrentarse a diferentes situaciones que le promuevan resolver conflictos”.
Continúa: “Justamente, estas dos situaciones no se dan hoy, bien porque el niño ocupa la mayoría de su tiempo en realizar labores o actividades, normalmente, bajo supervisión. O si existe algún conflicto o problema siempre hay algún adulto dispuesto a solucionarle la vida para que el niño no tenga que esforzarse mínimamente para hacer volar su creatividad para dar soluciones al problema”.
En otras palabras, el aburrimiento no es malo, también es positivo que los niños se quejen de este.
¿Por qué es bueno el aburrimiento?
- Porque es una emoción humana, que tiene mucho que ver con el aprendizaje y la capacidad creativa del niño. Los niños deben aceptar el aburrimiento como una emoción más y saber gestionarla.
- Los niños generarán alternativas cuando no tienen qué hacer, por tanto, tendrán que automotivarse en esa búsqueda y seguro que encontrarán en que ocuparse.
- Es una parte esencial del conocimiento de sí mismo, hay que darle tiempo para descubrirlo. Cuando están aburridos y tienen que buscar actividades para entretenerse se darán cuenta de sus preferencias y gustos.
- Ponemos la responsabilidad en ellos de decidir que les gustaría hacer
- Serán niños más autónomos.
¿Qué pasa si no les dejemos aburrirse o vemos el aburrimiento como algo negativo?
- Si nosotros vemos el aburrimiento como algo negativo, los niños no podrán reaccionar ante su tiempo libre, sin actividades prefijadas, y solo mostrarán conducta de queja y rechazo.
- Su capacidad creativa disminuirá, con ello la fantasía e imaginación.
- Sus funciones ejecutivas, es decir, su autonomía y capacidad de resolver problemas por sí mismos, será menor.
- La sobreestimulación no es positiva ya que puede que les estemos sometiendo a tareas demasiado complejas que por su desarrollo no sepan resolver aún, con lo que aumentaría su frustración y bajaría su autoestima.
¿Cómo conseguirlo?
Eva Millet publicó en 2015 el libro “Hiperpaternidad” que lleva como subtitulo “Del modelo de mueble al modelo altar”. En esta obra literaria hace referencia a una frase que decía la abuela de la autora, sobre como tratar a los niños cuando se ponían pesados con “ME ABURRO”, pues bien decía la abuela: “¡¡¡¡COMO SI FUERAN MUEBLES!!!!!”
¿Y que significa esto? Pues no dar demasiada importancia a la situación de aburrimiento, no responder ante esta demanda.
El modelo altar es todo lo contrario, es decir, los padres ante esta demanda del niño harán todo lo posible para que no estén aburridos, por que para los padres mismos es un sentimiento de angustia tener a su hijo repitiendo esta frase constantemente.
Entonces o le dejan el móvil o le organizan el horario, y al final esto es contraproducente para todos en general, pero sobre todo para el niño en particular. Antes que llegar a esta situación es preferible sacar un juego de mesa y compartir un rato en familia.
¿Es difícil convivir con niños aburridos?
Al principio es más complicado para los padres o cuidadores que para los mismos niños, ya que para nosotros tiene esa connotación negativa de la que hablábamos antes, sin embargo, si tenemos paciencia, podremos observar como los niños rápido encuentran alguna actividad para entretenerse, incluso con lo más sencillo, unas pinzas de la ropa, unas pinturas, unas construcciones……y nos daremos cuenta que al final generan alternativas, y las quejas descienden.
Afirma Sabina del Río que “el aburrimiento del niño debe ser un problema del que debe darse cuenta y del que debe aprender a salir por sí mismo”. La psicóloga asegura que “la mejor manera de ayudar a un niño frente a su aburrimiento es permitirle un espacio y un tiempo con materiales lo menos estructurados posibles (mejor al aire libre y en compañía de más niños de su edad), y dejando que sean ellos los que busquen y pongan en marcha sus recursos, tanto internos como externos, para distraerse y disfrutar de su tiempo”.
Una vez que esto lo pongan en práctica y comiencen a interiorizarlo, la sensación de aburrimiento desaparecerá, pero no porque desaparezca realmente sino porque han sido capaces de normalizar y resolver la situación.
Es fundamental que durante el día tengan un ratito en el que aburrirse, porque además de ser altamente recomendable para ellos , transformarán el significado del aburrimiento, aceptando este sentimiento, generando alternativas y comprobando que son capaces de resolver el problema.
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Bibliografía
Eva Millet en Niños en vacaciones: por qué es positivo que se aburran un poco
Consuelo Coloma en Por qué debes dejar que tus hijos se aburran
[…] Desde los 0 a los 6-7 años muy buena parte de nuestro sistema sensorial y cognitivo está subordinado a nuestro sistema motor, entonces, si no nos movemos, la cantidad de sinapsis que debiéramos crear para ejecutar más eficazmente acciones, como resolver una operación matemática o desarrollar el lenguaje, no se producen. Por eso es también tan importante despegarnos de las pantallas. […]