Esta semana entrevistamos a la psicóloga Nathalie Rodríguez Rojas, gerente de Kamchatka Magic Toys, porque queríamos que nos comentara sobre cómo los juguetes educativos de madera pueden favorecer el desarrollo de nuestros hijos e hijas de una forma respetuosa con el medio ambiente.
Te invitamos a ver la entrevista para conocer este proyecto y sus creadores más a fondo.
Índice de contenidos
¿Por qué juguetes de madera?
Detrás de cada emprendimiento hay una forma de entender la vida, dice Nathalie, en nuestro caso, hace 18 años ya, íbamos a ser padres y nos preocupaba mucho qué opciones había en el mercado para favorecer el juego del hijo que estábamos esperando.
Personalmente aspiro a un mundo más tolerante, más justo, más igualitario, más sensible al planeta, y mi forma de aportar mi granito de arena es jugando, ya que como profesional y por “deformación profesional” entiendo el juego como el mejor vehículo para construir ese tipo de personas.
La idea de traer juguetes de madera, de tela, de lana o de algodón tenía que ver con un compromiso medioambiental y también con esta forma de mirar el juego, que va mucho más allá del ocio.
Nuestro proyecto pivota sobre tres ejes:
- La ecología: respeto a la naturaleza.
- La igualdad: porque somos partidarios de que el juego no tiene sexo ni género, sino que es una actividad que debe ser reconocida como libre.
- Juego didáctico y divertido como vía de aprendizaje
Así como es importante aprender a comer, también es importante enseñar a jugar y el material que ofrecemos a nuestros hijos es un patrón que queda incorporado de forma natural en los niños.
Este tipo de juguetes acerca los niños a la belleza, ya que cuando acercamos a nuestros hijos un juguete que ha sido fabricado o terminado a mano, humanizamos este objeto y producimos una conexión con el entorno, con otras personas y con nosotros mismos.
Construir seres humanos saludables es construir seres humanos capaces emocionalmente, que desarrollan plenamente sus destrezas cognitivas, sus habilidades, pero también es construir personas sensibles y empáticas a otras personas, al planeta y a su entorno.
Es imposible concebir un mundo diferente con roles competitivos e individualistas porque cada uno se moverá por sus intereses personales olvidando al resto. El hecho de conectar combate esto, porque somos conscientes de que hay un otro que ha hecho un juguete para mí.
El factor determinante y transformador de este tipo de juguetes es poner en relieve el valor del vínculo.
Las emociones y el aprendizaje
Muchas personas me dicen que ya tienen un juguete similar porque el niño ya sabe los colores y descubre las formas porque cuando aprieta el botón, si lo ha hecho bien, se lo dice la máquina, y es verdad, probablemente ese niño ha sido capaz de adquirir un conocimiento.
La cuestión es que el aprendizaje, sin haber sido asociado a un elemento emocional, se nos diluye.
Cuando eres tú como madre, padre o tutor que está junto al niño y le motivas a ver si el color es el correcto o si la forma encaja, a volverlo a intentar, no solo le estás transmitiendo un concepto, sino que estás creando una situación vincular afectiva que crea una red emocional que permitirá seguir teniendo otros logros.
El problema es que disociamos la parte cognitiva de la parte emocional. No hay manera de aprender mejor que divirtiéndote, creando vínculos con otros, acompañándonos, para así desarrollarnos plenamente. Un claro ejemplo de esto ha sido este año de pandemia y la diferencia abismal en el aprendizaje de chicos y chicas al volver a las clases presenciales.
Jugar fuera de casa
Actualmente estoy redactando mi blog y estoy preparando un artículo sobre jugar afuera, ya que lo podemos volver a hacer, incluso sin mascarillas.
Jugar fuera de casa nos proporciona un espacio abierto a explorar, si está cerca de la naturaleza, mejor, porque despertará aún más la creatividad, además, implica relacionarte con personas diferentes que no conoces y así aprender a modular las emociones.
Desde los 0 a los 6-7 años muy buena parte de nuestro sistema sensorial y cognitivo está subordinado a nuestro sistema motor, entonces, si no nos movemos, la cantidad de sinapsis que debiéramos crear para ejecutar más eficazmente acciones, como resolver una operación matemática o desarrollar el lenguaje, no se producen. Por eso es también tan importante despegarnos de las pantallas.
La creatividad se produce cuando somos los protagonistas de las historias, las pantallas o los personajes de merchandising ya tienen un relato y es difícil que los niños construyan uno diferente alrededor de eso inhibiendo su creatividad, los niños ajustan su juego a un juguete creado por un adulto.
Las mil opciones de los juguetes de madera
El juguete de madera estimula sensorialmente de forma diferente, es un objeto desestructurado, por ejemplo, un bloque de madera estimulará de una forma al año de edad, que a los 3, que a los 5. Al año podrá emitir sonidos, a los 3 formará parte del muro que protege a mis animales y a los 5 será parte de un barco pirata.
El hecho de que un mismo bloque de madera pueda tener un recorrido acompañando al niño en sus diferentes procesos, capacidades e intereses es una bendición, porque además nos ahorramos un montón de dinero.
Un juego da muchísimas posibilidades y te da más si el adulto que está acompañando es capaz también de recrear otras opciones que al niño no se le han ocurrido.
La mirada del adulto debe ser siempre respetuosa de lo que al niño se le ocurre, no hay que dar pautas de cómo jugar, sino ayudar a ver las cosas de diferentes maneras.
Jugar consiste en abrir puertas, adaptando el juego a mis necesidades e intereses. El juego es el instrumento para desarrollar las estrategias que necesitaremos implementar en nuestra adultez para sobrevivir.
Si somos capaces de entender que el juego no es solo divertimento, que debe serlo, entenderemos que todo con lo que nuestro hijo juega produce en él algo que le permitirá desarrollar una destreza o habilidad que le será útil para su vida.