En esta entrevista hablamos con la Dra. Miriam Bayés, especialista en liderazgo sobre la importancia de la gestión del cambio, de conocer las fases habituales del mismo y de cómo esta situación especial del coronovirus ha desbaratado nuestras fórmulas habituales para afrontarlo.
Índice de contenidos
¿Qué es el cambio?
La paradoja del cambio es que la vida es puro cambio, y sin embargo, el cambio da miedo.
El propio refranero nos lo recuerda: “Mas vale malo conocido que bueno por conocer” o “virgencita, virgencita que me quede como estoy”.
Hay dos tipos de cambio. El intencionado, es el que nosotros buscamos y por lo tanto hay una motivación (matrimonio). Y el no intencionado (ej: pérdida de empleo) que afecta de manera muy distinta y requiere más esfuerzo. En cualquier caso, siempre hay un proceso de adaptación. Todo cambio conlleva la pérdida de unas cosas para ganar otras.
La situación actual supera todo esto: es un cambio NO intencionado a gran escala con múltiples pérdidas y muchos cambios.
¿Cuáles son las fases del cambio?
Es una situación muy estresante en la que se mezclan: el miedo a lo que está ocurriendo, a enfermar, con ansiedad por la incertidumbre y dolor y duelo por las pérdidas.
Elisabeth Kübler-Ross, psiquiatra, experta mundial altamente reconocida por su trabajo sobre el dolor y el duelo, describe 5 fases por las que pasamos cuando nos enfrentamos a grandes pérdidas.
Originalmente su trabajo se centra en la pérdida de seres queridos, totalmente cierto en esta crisis. Sin embargo, podemos hacer un paralelismo con lo que estamos viviendo porque hemos perdido muchas cosas de repente: libertad, restricción de movimientos, contacto con los demás, trabajo, negocio, teletrabajo…
Saber cómo reaccionamos al cambio puede ayudarnos a entender las reacciones y comportamientos de la gente que está a nuestro alrededor y actuar en consecuencia.
De hecho, me ha permitido entender también qué me ha ocurrido a mí en relación con esta crisis. Como me dijo una amiga:
Empecé con superpoderes “tengo que hacer algo”
Acabé con “no puedo hacer nada, soy una inútil”
Pasando por “que le den al mundo que no me importa”.
Paso de estar zen a estar muerta.
Fase de la negación
En la fase de NEGACIÓN se produce un shock con gran confusión. Nuestro cerebro no puede entender lo que ocurre y aceptar la situación, y por lo tanto lo evita: “esto es como una gripe”. En esta fase es importante informarte bien de fuentes fiables y veraces; busca la opinión de expertos en el tema y escucha las opiniones de los demás y contrasta tu punto de vista. En tu empresa: intenta hablar con cada uno de tus empleados para ver cómo están y qué opinan.
Fase de la ira
En la fase de IRA de repente todo se hace real y aparecen emociones muy fuertes: el enfado, la rabia que esconden emociones más profundas (tristeza, pánico, dolor, soledad). Hay una perspectiva egoísta de la situación, nos centramos en nosotros mismos y hay poca colaboración. Culpamos a los demás de todo lo que está ocurriendo “Es por la mala gestión del gobierno” “¡No es justo!”.
Tenemos que transitar esta rabia, no nos podemos quedar ahí porque puede generar odio.
Es importante que entiendas porque se están tomando ciertas medidas y que es por el bien de todos.
Para gestionar estas emociones te puede ayudar hacer meditación, o simplemente ejercicios de relajación y respiración. También puedes hacer alguna actividad que te entretenga, deporte, música, relacionarte con los demás, lo que sea. Aprender a aceptar a los demás tal como están puede limitar la tensión. No es momento para juzgar ni dar consejos.
Fase del miedo
La fase del MIEDO se caracteriza porque hay ansiedad por lo que está ocurriendo y preocupación por la incertidumbre d un futuro que nos abemos como será. Este miedo nos hace ser prudentes y a protegernos lavándonos las manos, usando mascarillas, …, pero nos puede paralizar. Y además es muy contagioso. Relaciónate con tus seres queridos, familiares, amigos, el mejor antídoto del miedo es el AMOR, la amabilidad, el cariño.
Fase de tristeza
Podemos sentir TRISTEZA o DEPRESION porque nos sentimos impotentes, abrumados por el número de enfermos y fallecidos, y todo lo que hemos perdido. La tristeza Nos recuerda lo que realmente nos importa. Hay evidencia científica que prueba que la meditación ayuda a reducir los estados de depresión. Gestiona estas emociones respirando hondo, reconoce lo que te ocurre, identifica en que parte del cuerpo se manifiesta, acéptalas. Las relaciones son también una gran ayuda.
Fase de aceptación
Y, por último, hay una ACEPTACIÓN DE LA REALIDAD, la normalizamos. No necesariamente desde la alegría, pero nos vemos capaces, recobramos la confianza en nosotros mismos. Desde la serenidad nos planteamos qué podemos hacer nosotros, qué podemos aprender de la situación, qué oportunidades nos está brindando esta crisis.
Como resumen
- Estar abierto de mente a otros puntos de vista
- Prestemos atención a nuestras emociones
- Intenta vivir en el presente
- Céntrate en lo que puedes controlar – todo lo demás te agobiará y hará sentir indefenso
- Fíjate a qué prestas atención – solo negativo / o positivo
- Gratitud – una gran fuente de energía y positivismo. Ayuda a ver y priorizar las cosas buenas que nos pasan.
“La gratitud convierte lo que tenemos en suficiente”