El alivio del dolor es un derecho humano. Así lo anunciaron en 2004 la International Association for the Study of Pain (IASP) y la Organización Mundial de la Salud (OMS)(1).
Sin embargo, seguimos teniendo este gran problema de salud pública en España y en el mundo.
“El dolor —según la International Asociation for the Study of Pain (IASP)— es definido como una experiencia sensorial o emocional desagradable, asociada a daño tisular real o potencial, o bien descrita en términos de tal daño. El dolor es, por tanto, subjetivo y existe siempre que un paciente diga que algo le duele“. (3)
No tenemos máquinas ni tecnología, ni biomarcadores, actualmente, capaces de medir el tipo o la intensidad del dolor, algo que, probablemente, nos ayudaría a tratarlo mejor.
En el estudio ITACA, que incluyó a 100 Unidades del Dolor de toda España y publicado en 2004, se concluyó que “la etiología del dolor crónico fue, por orden de frecuencia: lumbalgia (52,92%), seguida de osteroartritis (33,96%) y artrosis (30,65%)”.
La población que formaba parte del estudio tenía edades entre los 46 y los 70 años y llevaban con el dolor 5,32 ± 6,31 años (2).
El dolor convive con la sociedad y es difícil encontrar a alguien que nunca haya tenido dolor a lo largo de su vida, aunque este no sea crónico.
El dolor, cuando es agudo, nos avisa, nos previene y hasta nos protege de algo peor. Pero el gran problema actual es el dolor crónico.
La lumbalgia representa no sólo un motivo de consulta frecuente sino de incapacidad.
Para prevenir su recurrencia, entre otras cosas, deberá educarse al o la paciente, recomendarse el ejercicio físico (4), las medidas ergonómicas pertinentes y todas aquellas medidas que el/la facultativo consideren pertinente para su paciente. Y así con otras patologías que produzcan dolor crónico.
El/la paciente debe comprometerse consigo mismo/a para mejorar, aliviar, superar o convivir con el dolor de la mejor manera posible. Primero, por él/ella mismo/a, lo que repercutirá en sus seres queridos y en la sociedad en general.
Estos preceptos también forman parte del alivio del dolor, un derecho inalienable pero también un deber que conlleva una serie de responsabilidades.
Bibliografía:
1. Bassols A., Baños J.E. La epidemiología del dolor en España. Rev clínica electrónica en atención primaria [Internet]. 2003 [cited 2017 Apr 6]; Available from: https://ddd.uab.cat/pub/rceap/rceap_a2006m9n10/rceap_a2006m9n10a2.pdf
2. Sociedad Española del Dolor. M, Samper D. Revista de la Sociedad Española del Dolor. [Internet]. Revista de la Sociedad Española del Dolor. Editorial Garsi; 2004 [cited 2017 Apr 10]. 260-269 p. Available from: https://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S1134-80462004000500002&script=sci_arttext&tlng=es
3. López Forniés, A; Iturralde García de Diego,F; Clerencia Sierra, M; Galindo Ortiz de Ladázuri J. Situaciones más relevantes.Dolor. Tratado de Geriatría para residentes [Internet]. Madrid: SOCIEDAD ESPAÑOLA DE GERIATRÍA Y GERONTOLOGÍA; 2006 [cited 2017 Apr 20]. p. 721–31. Available from: https://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/rehabilitacion-doc/dolor_1.pdf
4. Steffens D, Maher CG, Pereira LSM, Stevens ML, Oliveira VC, Chapple M, et al. Prevention of Low Back Pain. JAMA Intern Med [Internet]. 2016 Feb 1 [cited 2017 Apr 23];176(2):199. Available from: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26752509