Cambio climático: una amenaza para la salud que no se ve

Aprenda cómo el cambio climático es una gran amenaza para la salud pública mundial y qué puede hacer para ayudar. Explore los posibles efectos y soluciones hoy.

Cómo afecta el cambio climático a la salud

El cambio climático es un fenómeno global que nos afecta a todos de una u otra manera y que, desgraciadamente, ha venido para quedarse. 

Las variaciones climáticas son procesos naturales que se desarrollan a lo largo de los siglos. Sin embargo, la rapidez con la que está aumentando la temperatura media de la Tierra en las últimas décadas no tiene precedentes. 

Es por ello que lo que conocemos en la actualidad como “cambio climático” tiene unas características nuevas y unas causas diferentes a las anteriores. 

Temperatura global de la Tierra: ¿es real el cambio climático?

Seguramente muchos de los lectores se habrán dado cuenta de que últimamente las temperaturas se están volviendo más extremas. 

Los inviernos muy fríos y los veranos excesivamente calurosos vienen siendo habituales en el hemisferio norte. 

En ocasiones, estas modificaciones climáticas están acompañadas de fenómenos poco frecuentes como la borrasca Filomena en 2021, que causó innumerables daños y pintó de blanco ciudades españolas en las que nunca antes se había visto la nieve.

Gráfico de temperaturas de la superficie terrestre en el tiempo.
En el gráfico mostrado arriba, podemos observar la evolución de la temperatura de la superficie terrestre expresada en escala Celsius (°C).

Si ponemos atención a la línea negra, veremos cómo desde que se empezaron a hacer mediciones en el año 1850 hasta la actualidad la temperatura observada ha aumentado casi 1,5 °C y que en el período del año 2000 a 2020, la línea crece de manera exponencial.

Si observamos la línea roja, que representa la influencia de factores humanos y naturales, descubrimos que efecto de los mismos en la Tierra ha favorecido la aceleración del calentamiento global. 

Sin embargo, la línea verde representa solo la influencia de factores naturales en el aumento de la temperatura y observamos que ejerce una influencia casi nula.

Probablemente, el calentamiento global no se habría producido si no hubiera sido por el impacto negativo de la actividad humana en el medioambiente.

Impacto del cambio climático a nivel global: la calidad del aire

La presión desproporcionada que la presencia humana ejerce en el planeta por su particular forma de utilizar y explotar sus recursos naturales nos está llevando hacia un destino incierto y desesperanzador.

El cambio climático es una importante amenaza para la salud pública global y esto lo observamos, por ejemplo, en la calidad del aire que respiramos. 

La contaminación ambiental afecta la salud publica.
En zonas industriales y con gran concentración de vehículos, los niveles de contaminación del aire son muy altos y son perjudiciales para la salud de las personas y para el medioambiente.

En la página web de The World Air Quality Project, es posible monitorear en tiempo real la calidad del aire de más de 130 países del mundo, gracias a su mapa interactivo y a las más de 30000 estaciones de medición distribuidas por diferentes puntos geográficos.

Además del gran incremento en la población mundial, desde mayo de 2007 la población mundial es más urbana que rural, según la web periodística estadounidense New Atlas

La concentración de las empresas y los servicios en los núcleos urbanos ha tenido como consecuencia el éxodo de gran parte de la población a estas áreas.

A su vez, la necesidad de proveer de servicios básicos, como vivienda o medios de transporte, a un número creciente de población, ha favorecido el incremento en los índices de contaminación, el aumento de los accidentes de tráfico y fenómenos como la “España vaciada” o emigraciones masivas. 

En la actualidad, buena parte de los desafíos para la salud humana están relacionados con hábitos alimenticios dañinos y estilos de vida sedentarios.

¿Cómo afecta el cambio climático a la salud en España?

El diario El País recientemente (2020) publicó un interesante artículo sobre la mortalidad mostrando que es mayor el riesgo de muerte en el sur de España que en el norte.

Los datos son abrumadores y apuntan directamente a desigualdades socioeconómicas. 

El sur está más deprimido económicamente que el norte de España, lo cual favorece hábitos alimenticios perjudiciales para la salud, que abren la puerta al desarrollo de enfermedades y, en última instancia, pueden conducir a la muerte.

“Un ejemplo de estas disparidades es la diabetes, una enfermedad asociada a la comida basura cuyo riesgo va ascendiendo escandalosamente desde el norte hacia el sur. Las provincias con más riesgo son Tenerife, Sevilla, Cádiz y el resto de andaluzas. Canarias es la comunidad con más población obesa”.

Los factores que pueden influir en cómo envejeceremos y cuándo moriremos podemos dividirlos en dos grupos principales: los externos y los internos.

Los primeros nos afectan a todos por igual: el lugar donde vivimos, el clima de la zona en la que habitamos, los fenómenos naturales que se producen de manera “espontánea” como los terremotos, las borrascas, los huracanes, las inundaciones o las sequías.

Estos pueden afectar a nuestra vida e, incluso, obligarnos a hacer cambios drásticos en ella, como mudarnos a vivir a otro sitio.

Y los segundos, los internos, que están relacionados con opciones personales y de estilo de vida que cada uno de nosotros, tenemos la oportunidad de elegir. 

Cada uno de nosotros tenemos el poder de llevar a cabo una gran revolución: darnos  cuenta de que cada acción tiene un impacto y deja una huella, en mí y en todo lo que me rodea. 

Tener un estilo de vida saludable y decantarnos por opciones respetuosas con el medioambiente tendrá un impacto positivo en nuestra vida y la de las generaciones venideras.

Cuidemos al planeta Tierra del cambio climático

Un cambio a gran escala solo puede ser duradero y efectivo si las personas a nivel individual y colectivo tomamos conciencia de manera auténtica y comprometida de la necesidad de actuar ahora.

Debemos hacer cambios en nuestra actual forma de vivir, en nuestras formas de producción y hábitos de consumo (ODS n.º 12), así como en la forma de relacionarnos con los demás y con el entorno.

¿Qué puedo hacer yo? El paraguas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDGs) son una iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas para luchar contra graves problemas de la sociedad a nivel local y global, desde la eliminación de la pobreza hasta el combate al cambio climático.

Son un buen estímulo para pasar a la acción en diferentes ámbitos y empezar a ejercer una influencia positiva en el medioambiente, simplemente siendo ejemplo e inspiración para otros.

Pero, la verdad, para salir a recoger basura de las playas ya hay muchas ONGs y asociaciones, ¿no creéis?

Claro, por eso no se trata únicamente de tomar acciones esporádicas inconexas, sino de llevar a cabo un proceso de toma de conciencia auténtico, para que el cambio de mentalidad y de hábitos sea verdadero y definitivo.

 Se trata de incorporar un filtro de calidad aplicable a cualquier situación de la vida, que sea lo suficientemente firme y lo suficientemente flexible para cada uno.

Ser sostenible tiene que ver con desarrollar la conciencia sobre la huella que deja lo que hago o no hago en mi vida y en el entorno.

Y se concreta en pequeños actos que tienen un impacto positivo, apaciguando y equilibrando las situaciones en las que hay desigualdad e injusticia, dándonos nuestro sitio en nuestra vida y en la sociedad. 

Algunos ejemplos de buenas prácticas que dejo como sugerencia:

  • Saludar, pedir disculpas o dar las gracias a personas desconocidas.
  • Hablar con educación a los dependientes de las tiendas.
  • Decir con claridad y respeto lo que necesitamos, lo que no entendemos y lo que no nos parece bien.
  • Aprovechar la luz natural en lugar de encender la luz en la medida de lo posible.
  • Cocinar usando una alarma para controlar el tiempo que llevo cocinando, con el fuego puesto o el horno encendido.
  • Usar cacerolas/sartenes adecuadas al tamaño del fuego. No usar una cacerolita pequeña en un fuego enorme (o viceversa) y desaprovechar esa energía.
  • Aprovechar el calor de la cocina o vitrocerámica. Utilizar fuegos que siguen calientes en lugar de encender otro.
  • Reutilizar hojas de papel por ambas caras antes de reciclarlas.
  • Ir andando o en transporte público a hacer mandados cerca de casa.
  • Apoyar el comercio local y productos de cercanía o km 0.
  • Llevar una lista de la compra y bolsas reutilizables al supermercado o un carrito de la compra.
  • Comprar bolsas para residuos orgánicos. Separar los residuos orgánicos del resto. Depositarlos en el contenedor dedicado a ello si disponemos de contenedor en nuestro barrio o municipio.
  • Evitar comprar ropa y productos de usar y tirar. Invertir en productos de calidad, de vida más larga y reparables: vaqueros, zapatos, teléfono móvil, ordenador.
  • Evolucionar de la mentalidad consumista y de posesión a la de usuario de bienes y servicios. Desapegarnos de las cosas, observar el ecosistema del que formamos parte, valorar su riqueza y nuestro lugar privilegiado en él.

Como periodista y consultora especializada en el área de la Sostenibilidad, mi propósito es ayudar a las personas que quieren dar un paso más allá en su compromiso con el medioambiente para vivir de una manera más coherente con sus valores. 

Si necesitás más información sobre mi trabajo en el área de la sostenibilidad, no dudes en contactarme.

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Mi propósito es que quienes se toman en serio el medioambiente y la sostenibilidad vayan un paso más allá y vivan en coherencia con sus principios, no solo en el ámbito de las ideas, sino también de acciones. Para ello, ofrezco sesiones de concienciación medioambiental basadas en actividades prácticas, diseñadas para personas individuales o grupos. Por ejemplo: escuelas, empresas, asociaciones, emprendedores, etc. Gracias a mi experiencia profesional como Especialista en Comunicación Digital en instituciones europeas internacionales, he afianzado y comprobado en la práctica cómo se puede vivir de manera coherente con los principios de la sostenibilidad. Pero solo si se está dispuesto a llevar a cabo una serie de cambios de hábitos, cuyo origen debe estar en un cambio de mentalidad.

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