Por mucha precaución que tengamos al conducir, todos podemos sufrir un accidente de tráfico. El mal estado de la carretera, un fallo en nuestro vehículo o una simple distracción pueden causar un siniestro con lesiones.
En tal caso, lo mejor es acudir a un abogado de accidentes coche para que haga las reclamaciones necesarias. Pero también es interesante que sepamos cuáles son las lesiones más habituales que producen estos siniestros.
Los daños que nos puede ocasionar un accidente de tráfico pueden ser más o menos graves en función de su brutalidad. Pero en todos los casos deben cuidarse bien esas lesiones para que no dejen secuelas. Y también tenemos derecho a reclamar por ellas al responsable del accidente.
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Latigazo cervical
También llamado esguince cervical, se produce al mover la cabeza de forma brusca y repentina en todas direcciones. Se da, sobre todo, cuando vamos en un coche que es alcanzado por detrás. Pero, normalmente, su pronóstico es bueno.
Lesión medular
Es mucho más grave que el anterior, ya que la médula es básica para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo. Cuando se ve dañada por un accidente, puede producir paralización de las extremidades.
Lesión en la caja torácica
Las costillas protegen nuestros órganos vitales. En un siniestro de coche pueden verse golpeadas causando lesiones de tipo interno. Por ejemplo, una costilla podría perforar un pulmón. También se trata de una lesión grave.
Lesión craneal
Por su parte, el cráneo protege nuestro cerebro. Cuando sufrimos un accidente de tráfico, es frecuente que nos golpeemos esta parte. A su vez, si el golpe es muy fuerte, también puede originar daños cerebrales de graves consecuencias.
Lesiones de espalda
Están relacionadas con el latigazo cervical del que ya hemos hablado. Sobre todo, en los siniestros que se producen por alcance son habituales las lesiones en la espalda. Buen ejemplo de ellas sería la dislocación de una vértebra.
Daños en la cara
En los últimos años, han disminuido gracias al airbag, pero siguen produciéndose. Van desde los simples golpes hasta quemaduras cuando el vehículo se incendia. También pueden aparecer deformaciones óseas causadas por la brutalidad del impacto del rostro contra alguna parte del vehículo.
Daños psicológicos
Aunque no dejan lesiones físicas, los daños psicológicos son otra de las consecuencias de un accidente de tráfico. Las personas que han sufrido un siniestro de este tipo padecen lo que se llama estrés postraumático, sobre todo cuando el accidente ha sido grave.
Quienes lo sufren tienen dificultades para reintegrarse a su vida normal. Comienzan a tener problemas en el trabajo e incluso a dormir mal y desarrollar miedos. Por tanto, el estrés postraumático afecta a su rutina diaria y debe ser tratado por un especialista.
En conclusión, estas son las principales lesiones derivadas de un accidente de tráfico. Aunque nadie está libre de sufrir uno de estos siniestros, solo podemos recomendar mucha prudencia en la carretera.