La palabra cáncer genera, habitualmente, miedo, aprensión, incertidumbre. La ciencia médica y la tecnología han ido avanzando cada vez más para ofrecernos posibilidades terapéuticas acerca de una enfermedad que, aún a día de hoy, no comprendemos del todo. Eso no significa que no tengamos armas para luchar contra ella, como la inmunoterapia, explica la Dra. Nathalie Orens.
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Algunos datos
Revisemos algunos datos. En 2020 se diagnosticaron más de 19.000.000 de casos de cáncer en todo el mundo y su incidencia, número de casos nuevos de una enfermedad en una población y en un periodo determinados, es cada vez mayor. Se pronostica que para el 2040 podría haber más de 30.000.000 de casos nuevos en todo el mundo(1).
Ciertamente es un pronóstico y las cosas podrían cambiar, pero no es lo que estamos viendo desde hace años y no es lo que esperamos, lamentablemente, debo decir. Hay una tendencia creciente de casos y parece que esto no vaya a cambiar porque sí.
¿Qué podemos hacer para prevenir el cáncer?
Los hábitos de vida juegan un papel importantísimo en la prevención del cáncer en general y en algunos específicamente. Seguramente, a día de hoy, todo el mundo sabe que no hay que fumar, consumir alcohol en exceso, comer dietas ricas en grasas saturadas en exceso, etc…
El sedentarismo y la obesidad también están asociadas al cáncer. En concreto la obesidad se ha asociado al cáncer de mama (postmenopausia), el colorrectal, de endometrio, de riñón, de esófago y de páncreas.
Hay otros factores de riesgo, subestimados a mi modo de ver, como la contaminación ambiental o las infecciones. Conocemos casos de asbestosis o por arsénico, pero ¿cuántos hay por níquel, berilio y otros elementos que están siendo causa de cáncer? ¿Y los pesticidas? Otro tema más sobre el que reflexionar y estudiar profundamente.
Y aquí entra en cuestión otro asunto: el equilibrio. Sí, el equilibrio entre lo que hay fuera de nuestro cuerpo y entra en el mismo y cómo funciona nuestro cuerpo para amortiguar esos cambios, adaptarse, defenderse, expulsar lo que no le interesa o le hace daño.
La enfermedad es un desequilibrio entre una o más noxas (sea externa, interna o ambas) y la respuesta de nuestro organismo. La salud, como tal, es un concepto muy complejo, dinámico, oscilante, de lucha continua y difícil de mantener dadas las múltiples variables que hay en juego. Eso no significa que no tengamos que hacer todo lo posible por mantenerla. Y esa primera responsabilidad es de cada uno/a de nosotros/as.
Hablemos de inmunoterapia
Uno de los aspectos que más me interesó de la inmunoterapia es, justamente, estimular nuestros propios recursos para hacerle la lucha al cáncer.
Nuestro organismo es capaz, normalmente, de reconocer algo que no es suyo y abrirle la puerta para que se vaya, pero el cáncer, en sus diversas presentaciones, ha encontrado la forma de disfrazarse, de simular ser parte nuestra y de andar a sus anchas en nuestro cuerpo sin que nuestras células defensivas se muevan siquiera.
¿Y cómo hace eso el cáncer? Pues produce, por ejemplo, una proteína que tienen las células sanas. Esto hace que nuestros Linfocitos T (células defensivas) no lo ataquen.
¿Y entonces, qué hace la inmunoterapia? Lo interesante de este tratamiento contra el cáncer es que busca modificar la respuesta biológica para que sea el organismo el que actúe contra el cáncer y no como, por ejemplo, la quimioterapia que busca “matar” al cáncer.
Por cierto, estas terapias no son excluyentes entre sí y pueden potenciarse en algunos tipos de cáncer en busca de su mejora o cura.
Dentro de la inmunoterapia, que se usa en otras enfermedades aparte del cáncer, encontramos los interferones, las interleucinas, los anticuerpos monoclonales, los factores estimulantes de colonias y las vacunas. Podéis leer más en el artículo de la Dra. Isabel Burgueño de la MD Anderson Cancer Center de Madrid.
Efectos secundarios de la inmunoterapia
Si tenemos en cuenta que se estimulan las células defensivas para que ataquen a las tumorales que presentan una proteína que también expresan las células sanas, ciertamente habrá efectos adversos o secundarios a esta terapia. Esto variará de persona a persona, de la cantidad de proteína expresada en las células, de nuestro estado nutricional, etc., etc.
Están descritos sobre todo las erupciones o picor en piel, diarrea, inflamación de hígado y pulmones y alteraciones hormonales (4)
¿Cuáles son los avances tecnológicos en cuanto al cáncer?
Una muestra de ello es la robótica aplicada a la Medicina. A día de hoy tenemos el famoso robot quirúrgico llamado Da Vinci. Un avance que hasta hace pocos años nos parecía algo de ciencia ficción y hoy día se utiliza, entre otros, para la cirugía mínimamente invasiva en tumores urológicos, ginecológicos y digestivos.
Conclusiones
La inmunoterapia es un gran avance para el tratamiento del cáncer.
Una enfermedad compleja, que debe abordarse desde la prevención con medidas que deben mejorar el medio ambiente en todas sus formas con medidas para fomentar el ejercicio físico, el apoyo de las Administraciones para programas relacionados con esto en todas las franjas de edad (todos/as vamos a envejecer, pero tenemos que hacerlo de la mejor manera posible), el fomento y los medios económicos y de recursos humanos para la investigación en cáncer y otras enfermedades y medidas para incentivar la nutrición (corporal y de otras esferas), la empatía y la solidaridad. Porque sin estas estamos abocados a perecer, sea por cáncer o por otros motivos.
Bibliografía
1-Las cifras del cáncer en España 2021. Sociedad Española de Oncología Médica. https://seom.org/images/Cifras_del_cancer_en_Espnaha_2021.pdf
2- Vineis P, Wild CP. Global cancer patterns: causes and prevention. Lancet. 2014;383(9916):549-557. doi:10.1016/S0140-6736(13)62224-2
3- Oldham RK. Cancer Biotherapy: More Than Immunotherapy. Cancer Biother Radiopharm. 2017;32(4):111-114. doi:10.1089/cbr.2017.28999.old
4 -Remón, J. La inmunoterapia del cáncer. Sociedad Española de Oncología Médica. 14/11/2019 https://seom.org/guia-actualizada-de-tratamientos/la-inmunoterapia-del-cancer?start=1 (consultado el 16/09/2021)
